Page 9 - VALORES DE 1º ESO
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Miguel Ángel Atero Castro  1ºESO-C



                   Aquella mañana Antonio estaba en clase como cualquier otra día.
                   Antonio era un niño alto,guapo,inteligente y sobre todo muy cariñoso.
                   Antes de terminar la clase, la puerta se abrió e hizo un sonido chirriante. Todos se quedaron
            mirando a ver quién entraba, y entró el director junto con una nueva alumna muy especial, Raquel.
                   Raquel era una niña guapa y tímida pero tenía una minusvalía y estaba en silla de ruedas,
            por eso los compañeros de clase no le hicieron mucho caso, pero Antonio le habló.
                    –  Puedes sentarte a mi lado en clase si quieres.
                   Raquel, se puso a su lado y sacó de su mochila su estuche y sus libros. La clase continuó
            como siempre, y cuando sonó la alarma del recreo todos los niños salieron corriendo al patio.
            Raquel no sabía por dónde se salía al patio, y le pidió ayuda a Antonio.
                    –  Puedes ayudarme? No me conozco tu colegio y no se ir al patio.
                    –  Claro que sí, yo empujaré tu silla y iremos juntos al patio - contestó Antonio contento de
                       poderla ayudar.
                   Juntos se fueron al recreo, y cuando llegaron Raquel se fue a una esquina, porque todos los
            niños estaban jugando al pilla pilla, al fútbol, y al baloncesto, y ella no podía. Nadie pensó en jugar
            a algo con ella, así que se sentía un poco sola. Antonio estaba jugando con otros amigos al fútbol y
            la vio sola.
                    –  Raquel está sola, podría jugar con nosotros - les dijo Antonio a sus compañeros de juego.
                   Pero sus compañeros le dijeron que no, porque en silla de ruedas les iba a molestar. Así que
            Antonio dejó de jugar para irse con ella y hacerle compañía.
                    –  Quieres que juguemos al balón?-le preguntó Antonio a Raquel.
                    –  No puedo, porque desde mi silla de ruedas no puedo correr, ni chutar...-le contestó la
                       niña un poco triste.
                    –  Pero eso no es problema, podemos jugar a que yo te la tiro y tu la coges con las manos y
                       me la pasas de nuevo-dijo Antonio animado.
                   Los dos niños se pusieron a jugar animados. Entonces los demás compañeros se quedaron
            mirándolos y se sintieron mal por no haber querido jugar con ella, así que dejaron sus balones e
            hicieron un círculo con Antonio y Raquel para jugar todos juntos a pasarse el balón.
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