Page 30 - El libro de Enoc
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Entré en esta casa que era caliente como fuego y fría como nieve.
No había en ella ninguno de los placeres de la vida. Me consumió el
miedo y el temblor se apoderó de mí.
Tiritando y temblando caí sobre mi rostro y se me reveló una visión:
He aquí que vi una puerta que se abría delante de mí y otra casa
que era más grande que la anterior, construida toda con lenguas de
fuego.
Toda ella era superior a la otra en esplendor, gloria y majestad, tanto
que no puedo describiros su esplendor y majestad.
Su piso era de fuego y su parte superior de truenos y relámpagos y
su techo de fuego ardiente.
Me fue revelada y vi en ella un trono elevado cuyo aspecto era el del
cristal y cuyo contorno era como el sol brillante y tuve visión de
querubín.
Por encima del trono salían ríos de fuego ardiente y yo no resistía
mirar hacia allá.
La Gran Gloria tenía sede en el trono y su vestido lucía más brillante
que el sol y más blanco que cualquier nieve;
ningún ángel podía entrar verle la cara debido a la magnífica Gloria
y ningún ser de carne podía mirarlo.
Un fuego ardiente le rodeaba y un gran fuego se levantaba ante Él.
Ninguno de los que le rodeaba podía acercársele y multitudes y