Page 43 - El libro de Enoc
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Capítulo 22
Desde allí fui a otra parte, a una montaña de roca dura;
había ahí cuatro pozos profundos, anchos y muy lisos. Y dije: «¡Qué
lisos son estos huecos y qué profundos y oscuros se ven!».
En ese momento, Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba
conmigo, me respondió diciendo: “Estas cavidades han sido creadas
con el siguiente propósito; que los espíritus de las almas de los
muertos puedan reunirse y que todas las almas de los hijos de los
hombres se reúnan ahí. Así pues esos son los pozos que les
servirán de cárcel;
“Están hechos para tal cosa, hasta el día en que sean juzgados
hasta momento del gran juicio que se les hará el último día».
(Sal 68:19; Ef 4:9; 1P 3:19,20)
Vi allí al espíritu de un hombre muerto acusando, y su lamento subía
hasta el cielo, gritando y acusando.
Entonces pregunté a Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba
conmigo: «¿De quién es este espíritu que está acusando que se
queja de tal modo que sube hasta el cielo gritando y acusando?».