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También me gusta lo que expresa A. J. Gordon: “Se puede hacer más que orar des-
pués de haber orado, pero no se puede hacer más que orar hasta que se haya orado”.
Santiago 1:5-8 nos dice que debemos creer y no dudar: “… el hombre de doble ánimo
es inconstante en todos sus caminos”. Esto es lo que se observa es nuestra generación.
La oración debe ser esperar, anhelar con intensa expectativa. La oración es más que
nada una manifestación del amor. Oro por un avivamiento que restaure la pasión
espiritual en mi vida y ministerio. Oro para que Dios me dé hambre de buscar a Dios.
Robert C. Blaschke, en sus años de trabajo misionero en África, afirmó: “Si no pode-
mos mostrar evidencia del poder espiritual superior al poder demostrado en el ani-
mismo, hay poca esperanza de abrir camino para el cristianismo entre estas personas”. 1
¡Este poder pentecostal vendrá conforme busquemos el rostro de Cristo en oración!
¡La oración es una necesidad y no una opción!
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La iglesia que ora solo en momentos particulares:
1) Abre espacios para la oración.
2) Ora cuando hay problemas.
3) Anuncia un tiempo especial de oración; algunos miembros de la iglesia llegan a orar.
4) Le pide a Dios que bendiga lo que están haciendo como iglesia.
5) Se frustra por los pocos recursos económicos. Se echa atrás en sus proyectos.
6) Está cansada, abatida y estresada.
7) Hace lo que sus recursos le permiten.
8) Ve a sus miembros como su único campo ministerial.
La iglesia comprometida con la oración:
1) La oración es la prioridad.
2) Ora en todo momento.
3) Anuncia un tiempo especial de oración; todos los miembros llegan a orar.
4) Le pide a Dios que les permita llevar a cabo el trabajo con el que Dios los ha bendecido.
5) Cuando enfrentan desafíos económicos proclaman un tiempo de ayuno, de ora-
ción y de fe.
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