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6) Tiene nuevas fuerzas, levanta alas como las águilas, corre y no se cansa, camina
                   y no se fatiga.
                   7) Hace más de lo que sus recursos le permiten.
                   8) Ve al mundo como su campo ministerial.



                  Otra área esencial en el camino de la formación del nuevo cristiano es la ofrenda.
                El concepto de ofrendar en el Nuevo Testamento es imprescindible para la plantación
                de iglesias. Clinton Arnold señala que una de las formas más imponentes que presenta
                la misión de la iglesia es la maniobra ofensiva en contra del reino del mal en la batalla
                en que los santos participan (Efesios 6:10-20). Esta imagen militar describe tanto la
                tarea de la iglesia misionera como el poder divino que lleva a cabo esta tarea.  3

                  Ofrendar, entonces, es hacer guerra espiritual contra el enemigo, pues es una manera
                de romper las fortalezas espirituales sobre nuestras finanzas. La iglesia debe ser cons-
                ciente y estar preparada para esta batalla.

                  También aprecio mucho la declaración de Henri Nouwen cuando escribió: “Cada
                vez que doy un paso hacia la generosidad, sé que estoy pasando del temor al amor”.  4
                Esta debe ser la clave para ofrendar: poseer un espíritu generoso.

                  Tanto la oración como la ofrenda están relacionadas con el amor. Podemos dar sin
                amar pero no podemos amar sin dar. Esto es clave, debemos enseñar a los nuevos
                creyentes y a la iglesia sobre el compromiso con la oración y la generosidad con la
                obra de Dios.

                  En Hechos de los Apóstoles la iglesia primitiva se juntó para entregar todos sus
                bienes para la obra de Dios; dieron todo a la comunidad. Ahí sucedió lo de Ananías y
                Safira, ellos dijeron que habían dado todo, pero más que dar querían engañar; pensa-
                ron que podían jugar con el Espíritu, y vino juicio sobre la iglesia. La enseñanza para
                la iglesia en aquellos tiempos era que diera todo.

                  Para una vida de oración y de ofrendas es preciso un corazón abierto, para romper
                las barreras culturales y extender el reino de Dios. El ADN de la plantación de iglesias
                necesita esta base: una iglesia fuerte en oración y que sabe dar.



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