Page 106 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Nuestro primer pensamiento fue enviar grupos de druidas y sacerdotisas para
           crear pozas de la luna —continuó Malfurion.


                    Tenía mucho sentido. Las pozas de la luna contenían aguas sagradas que podrían

           sanar heridas y restaurar energía y vitalidad y usualmente se utilizaban para purificar áreas
           corrompidas. O en éste caso, sanar áreas heridas.


                    —¿Tuvieron éxito? —preguntó Anduin.


                    —Es  demasiado  pronto  para  decir.  Muchos  de  nuestros  grupos  ni  siquiera
           tuvieron la oportunidad de crear uno. Los goblins están trabajando duro saqueando a
           Azeroth —dijo Malfurion, su usualmente agradable voz grave ahora un estruendo de

           lastimosa ira—. Y hay mucho para que saqueen. Como Magni te dijo, la esencia del
           mundo ha salido a la superficie y en gran suministro. Nosotros mismos encontramos una
           vena.


                    Una vena. La mente de Anduin de inmediato fue a la compleja red de venas y
           arterias que atravesaban un cuerpo viviente. Extraño como hace tanto tiempo, mucho

           antes de que nadie entendiera que Azeroth era un titán naciente adormilado, el término
           “vena” había sido usado para describir lazos de varios minerales que corrían a través del
           mundo.


                    Malfurion hizo girar a su sable de la noche de rayas negras hacia la derecha,
           dirigiéndose al Bancal del Guerrero. Conforme pasaban los ciudadanos de Darnassus,

           mucho  giraron  para  contemplar  al  joven  rey  de  Stormwind,  haciendo  reverencias  y
           saludándolo.  Anduin  sonreía  y  les  devolvía  los  saludos,  aunque  el  tema  que  estaba
           discutiendo con los líderes de los observantes Darnassianos era uno desolador.


                    —Obtuvimos algunas muestras para estudiarlas —continuó Malfurion— Es… —
           el Archidruida, Anduin sabía, tenía más de diez mil años. Sin embargo, esa sustancia lo

           había dejado sin palabras. Por un momento, el elfo de la noche pareció superado.


                    Cabalgando muy cerca y en perfecta sincronía con su esposo, Tyrande lo buscó y
           apretó su brazo brevemente en silencio.


                    Anduin contempló a Malfurion con profunda simpatía.

                    —La sostuve —dijo en voz baja—. Sé cómo me afectó. No puedo imaginarme

           cómo debió haber conmovido a aquellos tan profundamente conectados con la naturaleza
           y la tierra.


                    —No puedo negar su magnificencia, ni su poder para el bien o el mal. Y Tyrande
           y yo, todos los kaldorei, haremos todo lo que podamos para prevenir un mal uso.





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