Page 108 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Saludos, Suma Sacerdotisa, Archidruida —dijo el gnomo, haciendo un gesto
           con la cabeza a los altísimos elfos de la noche—. Rey Anduin, éste mensaje es para usted.


                    —Gracias —Luz, por favor que esto no sean más malas noticias. Nuestro pobre

           mundo no podrá soportarlo.

                    Rompió el sello y leyó, sintiendo todos los ojos en él:





                         Para  Anduin  Wrynn,  Rey  de  Stormwind,  Kalecgos  del  Kirin  Tor
                    envía sus saludos.


                         Su  Majestad,  espero  que  se  encuentre  bien.  Entiendo  que  se  ha

                    embarcado en un viaje para agradecer a los miembros de la Alianza por su
                    papel en ganar una terrible guerra. Es exactamente el tipo de cosa que
                    esperaría de usted, mi amigo y espero que todo vaya bien.


                         Nuestro Amigo en Común me visitó de forma sorpresiva hoy. Creo
                    que no volveré a verla pronto. Pero tengo fe en que regresará y su mente

                    estará más tranquila y despejada después de su retiro de éste mundo. Es
                    difícil sanar una herida que es reabierta constantemente.


                         No sé nada acerca de su paradero, pero creí que le gustaría saberlo.
                    —K





                    —¿Todo bien, Su Majestad? —Malfurion preguntó en voz baja.


                    En general eran buenas noticas. Al mismo tiempo, Anduin lamentaba que Jaina
           todavía pareciera estar perdida. Esperaba, igual que Kalec, que encontrara las respuestas
           y la paz que buscaba.


                    —Sí —dijo—. Una actualización en un asunto personal. Nada grave.


                    —¿Le gustaría que llevara una respuesta? —inquirió el gnomo mensajero.


                    —Puedes  decirle  a  Kalecgos  que  recibí  su  mensaje  y  que  comparto  sus
           esperanzas. Gracias.


                    El gnomo asintió.


                    —¡Buen día, entonces! —Sus pequeñas manos hicieron ademanes que Anduin no
           fue capaz de seguir y el aire frente al mensajero resplandeció. Anduin echó un vistazo a




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