Page 223 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Y entonces se marcharon, riendo y charlando.


                    Grizzek analizó la situación. No era buena. Él y Saffy estaban sentados espalda a
           espalda, atados fuertemente juntos con lo que parecía ser una fuerte soga. Sus manos

           estaban inmovilizadas, presuntamente para que no pudieran liberarlas y después liberarse
           ellos.


                    —Crees que, si nos sacudimos, ¿podemos alejarnos de eso?


                    Saffy. Siempre pensando. A pesar de lo malo de esa situación, Grizzek se sintió
           sonriendo.


                    —Vale la pena —dijo, aunque no añadió que tal vez podría causar que la bomba
           explotara de inmediato. Probablemente ella ya lo sabía—. A la cuenta de tres, corremos
           hacia la izquierda. ¿Lista?


                    —Uno… dos… tres… ¡corre! —Se movieron cerca de seis pulgadas a la izquierda

           a  través  de  la  irregular  superficie  del  angosto  camino.  La  bomba  seguía  pegada
           sólidamente entre ellos— Eso no va a funcionar. Punkin, ¿puedes ponerte de pie?


                    —E-Eso creo —dijo.


                    A la cuenta de tres, lo intentaron. Se tambalearon hacia la derecha la primera vez.
           Después intentaron una segunda vez apenas se habían enderezado. El pie de Grizzek se
           torció en una piedra suelta y se cayeron de nuevo.


                    —¡Uno, dos, tres! —dijo Grizzek nuevamente y entonces, con un gruñido, se
           levantaron.


                    La bomba estaba firmemente calzada entre ellos.


                    —De acuerdo, Pookie, no se va a caer por sí sola. Tenemos que movernos.


                    —Eres el experto en explosivos, pero no puedo imaginarme que sería productivo
           mantener una bomba que no ha explotado.


                    —Creo que es la única oportunidad que tenemos.


                    —Yo también.

                    De nuevo, a la cuenta de tres, comenzaron a saltar arriba y abajo. Sin creerlo,

           Grizzek sintió la bomba cambiar. Había estado presionando, silenciosamente amenazante,
           contra su espalda baja. Ahora estaba en su coxis.


                    —¡Está funcionando! —chilló Saffy.




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