Page 258 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Si  hay  una  segunda  Reunión  —prosiguió  la  sacerdotisa—,  el  Rey  Anduin
           quisiera conocerte.


                    —Oh, cielos, ¡eso sería adorable! —Elsie miró atrás hacia la fortaleza. Estaba lo

           suficientemente lejos para que ella no pudiera distinguir los rostros, pero parecería que el
           joven  rey  no  se  avergonzaba  sobre  dejar que  lo  vieran. Se  paró  usando  su  distintiva
           armadura cubierta con un tabardo azul con el león dorado de Stormwind. Los relucientes

           rayos de sol parecían buscarlo, atrapar el resplandor de su armadura y su cabello dorado.


                    —La Reina Tiffin era una belleza. Y muy amable —Elsie pensó—Anduin tiene
           su cabello. “Un chico del sol” lo había llamado Wyll. ¡Nadie sabía en ese entonces,
           cuando yo todavía respiraba, que el chico del sol sería algún día el rey de la Luz!


                    Mientras observaban, otro se paró junto al rey de Stormwind: alto, robusto, con
           cabello blanco.


                    —¿Quién es ese caballero? —preguntó Elsie.


                    Durante  un  momento,  una  sombra  más  profunda  surcó  las  facciones  de  la
           sacerdotisa.


                    —Él es el Rey de Gilneas, Genn Greymane —dijo.


                    —Oh, cariño —dijo Elsie—. Imagino que no estará muy feliz con todo esto.


                    —Puede que no lo esté —respondió la sacerdotisa—. Pero está de pie junto a su
           rey, y nos está cuidando —alzó el brazo—. Es posible que no seas capaz de conocer al
           Rey Anduin, pero puedes saludarlo —le dijo a Elsie.


                    Titubeante,  Elsie  la  imitó.  Al  principio,  sus  movimientos  eran  cortos  y
           avergonzados, pero cuando el rey Anduin las vio y devolvió el gesto, la alegría la recorrió

           y saludó con más vigor. Como era de esperar, Greymane no se unió. Pero eso estaba bien.
           Él estaba ahí. Tal vez vería algo ese día que lo conmovería.


                    —¡Imagíname a mí, Elsie Benton, saludando a un rey! —murmuró. Y cuando
           Anduin le hizo una reverencia, la Primera Gobernadora del Concejo Desolado se rio
           animadamente por la sorpresa.















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