Page 257 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Oh, cariño, eres tan dulce —dijo Elsie—. Estoy bien. Solamente estoy aquí para
           compartir la alegría del concejo.


                    La sacerdotisa jadeó suavemente y se movió hacia Elsie.


                    —Debes ser la Primera Gobernadora Benton —dijo. Buscó las manos de la mujer
           renegada —Escuché lo de Wyll. Lo lamento.


                    Elsie comenzó a retirarse, entonces se detuvo. Ciertamente alguien en quien Faol

           confiaba para ayudarle no encontraría repugnantes las manos correosas y frías de Elsie.
           La  sacerdotisa  las  tomó  entre  las  suyas  con  mucho  cuidado,  ya  consciente,  como  la
           valiente y joven Philia estaba descubriendo, que debían ser cuidadosos con los renegados.

           Su carne era muy frágil. Y, aun así, Elsie había observado, muchos de ellos parecían
           añorar el contacto físico.


                    Las  manos  de  la  sacerdotisa  eran  suaves  y  cálidas.  El  toque  se  sentía  muy
           placentero. Entonces ella soltó las manos de Elsie pero se quedó cerca.


                    —Gracias  —dijo  Elsie—.  El  arzobispo  ha  sido  muy  amable  con  nosotros.
           Estamos agradecidos de que tú y él estén hoy aquí con todos nosotros.


                    —Estoy más feliz de estar aquí de lo que crees —le aseguró la mujer humana—.
           Quería asegurarme de encontrarte y agradecerte por estar tan dispuesta a trabajar con

           nosotros.  Debes  saber  que  el  Rey  Anduin  se  arrepiente  profundamente  de  no  poder
           agradecerte en persona.


                    Elsie agitó una mano displicente.

                    —Éste no es el lugar más seguro para el rey humano. Tiene que pensar en su

           pueblo. Tengo una deuda con él que nunca podré pagar. Él estaba con Wyll cuando murió,
           cuando yo no pude estarlo. Y te lo diré, Wyll amaba a los muchachos Wrynn como si

           fueran sus hijos.

                    Las  dos  mujeres  se  mantuvieron  juntas,  mirando  el  evento  que  seguía

           desarrollándose. Aquí y allá escuchaban el sonido de la risa. Le sonrieron a la otra.

                    —Esto es bueno —dijo Elsie—. Algo muy bueno.


                    —Su Majestad espera que, si todo va bien hoy, su Jefe de Guerra pueda aceptar

           otra reunión de éste tipo más adelante.

                    La sonrisa de Elsie se desvaneció un poco.


                    —No creo que eso suceda —dijo la Primer Gobernadora—. Pero de nuevo, nunca

           creía que pasaría en lo absoluto. Así que supongo que demuestra lo que sé —ella rio.


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