Page 54 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
P. 54
aferraba, no tenía vergüenza, yo le decía que saldríamos juntas de eso.
En todo ese proceso, mis compañeras me escucha- ban, me apoyaban, me daban ánimos. Si no hubiera sido por ellas, de pronto me hubiera dejado hundir, y nos hubiéramos hundido juntas con mi wawa que estaba enfermita. Y por fin, ella salió; el tratamiento había sido a tiempo.
Ya son 5 años de eso, y ella está bien. Tiene una
wawa ahora, que
es la alegría de la
casa. Yo agradezco el apoyo, que da fuerza para una misma salir adelante, para no dejarse caer.
Segunda parte. Aprendiendo a ser libre
En todo el proceso, mi esposo, como todo hombre machista, decía “aquí las cosas
las decido yo”. Maltratos físicos no hubo, pero psicológicos había siempre. Pero en esos talleres conocí cuáles eran los derechos, a qué instancias podía acudir en caso de llegar al maltrato físico. Conocí, y a partir de eso, yo no
me dejaba. Ahora las cosas las decido yo, qué hago, qué quiero o cómo lo vivo. Con mi persona, con mi cuerpo, con mi vida, yo decido qué tengo que hacer.
Ahora, yo pienso, la gente dice que cuando uno tiene pareja hay que informarle qué se hace, a dónde se va, todas esas cosas, pero, si él no hace lo mismo, por qué yo sí. Entonces cuando quiero salir, salgo, no tengo que pedir permiso, salgo y hago lo que me nazca hacer, porque una
no hace cosas malas; una como mujer debe andar con la concien- cia super tranquila de que no está haciendo nada malo. Hay que dejar el miedo de lo que dirá la gente, muchas personas
nos enfermamos de solo pensar en eso; vivimos de lo que dice la gente. Podemos apoyarnos en otras personas, pero aun así nosotras debemos decidir. Esa es mi manera de pensar ahora. Cada una de nosotras debe decir “yo soy libre, yo puedo hacer con mi vida lo que quiera”, y enseñar eso a las wawas y los wawas, les he enseñado que no deben agachar la cabeza ante nada ni nadie. Como seres humanos,
“Con mi persona, con mi cuerpo, con mi vida, yo decido qué tengo que hacer”
52