Page 1498 - Biblia el Unico Dios
P. 1498

 2 Y así gemimos en este estado, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra habitación celeste,
3 así, aunque seamos despojados de este vestido, no quedaremos desnudos.
4 ¡Sí!, los que estamos en esta tienda gemimos abrumados. No es que queramos ser desvestidos, sino más bien revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la nueva vida.
5 Y el que nos ha destinado a eso es Dios, el cual nos ha dado en arras el Espíritu Santo como garantía de lo que hemos de recibir..
6 Así que, siempre llenos de buen ánimo, sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor,
7 Ahora no podemos verlo, sino que vivimos sostenidos por la fe.
8 Estamos, llenos de buen ánimo y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.
9 Por eso, bien en nuestro cuerpo, bien fuera de él, nos afanamos por agradarle. 10 Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Jesús, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal.
El ministerio de la reconciliación
11 Por eso, sabiendo que al Señor hay que tenerle reverencia, procuramos convencer a los hombres. Dios nos conoce muy bien, y espero que también ustedes nos conozcan.
12 No volvemos a recomendarnos ante ustedes; solamente queremos darles ocasión para gloriarse de nosotros y así tengan cómo responder a los que se glorían de lo exterior, y no de lo que está en el corazón.
13 En efecto, si hemos estado locos, ha sido para Dios; y si somos sensatos, lo es para ustedes.
14 Porque el amor de Jesús nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron.
15 Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos al hijo de Dios, Jesús, según la carne, ya no le conocemos así.
17 Por tanto, el que está en el Señor Jesús, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo.
18 Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por su hijo Jesús y nos confió el ministerio de la reconciliación.
19 Porque en Jesús estaba Dios reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que somos embajadores en nombre de Jesús, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. les rogamos en el nombre de Jesús que acepten el reconciliarse con Dios.
















































































   1496   1497   1498   1499   1500