Page 11 - SERES

Ine Lanfranchi - Fernando Molinari

logo con nosotros sin que lo sepamos, bueno, algunos sí… y nes pueden enraizar hasta sus grietas se abren camino para
ahora que se los cuento ustedes también estarán atentos. volver a florecer y ahí nos sentimos habitantes de San Luis.
Hay personas que se cansan de quitarlas y quitarlas y Ese es el bautizo de los enanitos imperceptibles con ojos
quitarlas. Acompañan la frustrante ceremonia con exceso de lechuza.
de palabras quejosas y ofensivas que ellos también escu- Quienes se hayan ido ya saben cuál es el secreto. Pueden
chan mientras sonríen con mueca socarrona. Pero siempre volver e intentar todo desde el principio.
recomendamos sacarlas sí o sí porque las espinas que que- Siempre se está a tiempo.
dan son las peligrosas; la sensación de frío agudo y puntual
asciende por la sangre de cada humano y se incrusta en
el corazón. Esas generan una molestia constante, como si
algo faltase para poderse relajar y ser feliz en San Luis. Las
personas sentirán que están donde quieren, que el paisa-
je es bellísimo, el clima propicio, pero pincha el recuerdo
punzante de ser advenedizo, por ello no se hallan y como
vinieron se van.
no es que los guardianes los hayan expulsado, no. Sola-
mente no pasaron la prueba. Había que sacar una y otra vez
con paciencia de artesano las espinas del atuendo y perforar
la armadura que acompaña a cada inmigrante. desapegarse
de la moda citadina y adaptar las prendas a la austeridad
del terreno que es seco, duro y pincha. El único ego que se
impone es el de las sierras, los valles y las salinas.

Estamos quienes sacamos las agujas con paciencia una
y otra vez, una y otra vez, y veneramos cada técnica de ex-
tracción como un nuevo aprendizaje, las transmitimos de
vecino a vecino y dan resultado; quienes nos quedamos a
pesar de las espinas y descubrimos el regalo oculto que tie-
nen los guardianes debajo de la piel de la tierra. Ustedes
se preguntarán qué es… Bien, les cuento: bajo las espinas,
bajo la tierra están las rocas con sus fisuras y surcos. Quie-

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