Page 8 - SERES - MAYELA
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Máyela exhaló por última vez y no por placer.  Las nubes
 vinieron a buscarla con furia celestial cuando vieron que el

 blanco y civilizado señor dejaba el cuerpo tibio e inerte en
 el seno de la roca que ahora fue sepulcro. El cielo estrellado
 comenzó a llover las lágrimas  de dioses y Ancestros y la ba-

 ñaron limpiándole todo el odio del último instante.


 Las ramas lloraron  gotas de rocío,

 Tenían una historia que contar,

 su verbo debía silbar a los oídos de otras jóvenes.


 Cuando  estuvo lista, el cielo le extendió una  mano  de
 nube para llevarla. Ella se desdobló de su cuerpo, salió de la

 materia con un vestido de ramas de aguaribay con aroma a
 pimienta rosada.

 Su linaje de hechicera le dio conciencia aún en ese mo-

 mento, retiró su mano de la nube que la elevaba,  no  qui-
 so ascender. Con intención, pidió quedarse para velar a los
 amantes de los valles y los montes.

 Y  ahí está ahora, cuidando que la Sabiduría no se que-

 brante en odio. Que  el saber sea sentido y venerado. Por
 ello, los amantes del aire serrano siempre sienten que al-

 guien los mira.

 Es Máyela que los cuida de los excesos de pasiones.




 Al momento  de partir,  Máyela  recordó al Cacique Comechingón
 y eligió el aire fresco para sembrarse.







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