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ZONA 13
ZONA 13
Carta del Supervisor
A la Iglesia que esta en tu casa
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Por: Balbino Vásquez Blanco
Supervisor Distrito 13
“Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho
contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.”
(Marcos 5:19)
Hace algún tiempo escuché de una clase de niños a la que el maestro preguntó: ¿Cuál creen que
es la característica más importante de la sal? Algunos respondieron que preservar los alimentos.
Otros dijeron que darle sabor a las comidas. Hasta que una niña exclamó: ¡La sal ayuda a vender
refrescos! El maestro, sorprendido por un segundo, le permitió que siguiera.
Y la niña terminó diciendo:
“Porque la sal produce sed, y al tener yo sed… ¡Voy a querer un refresco!”
Además de admirar la visión simple pero lógica de los niños, este relato siempre me ha hecho
pensar en dos cosas: Uno, lo que Cristo dijo que era la iglesia: “Sal de la tierra”. Sal para producir
sed; para producir sed de buscarlo a él, “el agua viva”. Y dos, también me hace pensar: Si soy sal,
¿qué tanta sed de Dios estoy produciendo a quienes tengo cerca de mí?
Por estos días, cuando la actual pandemia ha encerrado a nuestras familias, esa y otra pregunta
más ha vuelto a inquietarme. Cómo… ¿Qué tanta influencia espiritual estaremos inspirando los
padres hacia los hijos, como para despertar en ellos la sed de acercarse más a Dios, ahora que
pasamos más tiempo con ellos? Y en cuanto a quienes les ministramos, podría cada familia decir:
¿Nuestros pastores están sazonando la palabra de Dios de tal forma, que hoy tenemos una sed
creciente de llenarnos de su presencia cada día más?
De nuestros pastores, sus esfuerzos son visibles para que no falte buena palabra a su redil,
sirviéndola por cualquier medio posible, virtual o telefónico. Históricamente, ellos han sido
entrenados para servir a Dios más allá de una sola forma. Recordemos que tras ascender
el Señor, los primeros trescientos años la iglesia no tuvo templos para reunirse. Así que las casas,
los carruajes, las cárceles y los caminos, fueron los sitios de encuentro con aquellos a quienes
nuestros líderes compartían acerca del reino. Luego lo hicieron confinados en las catacumbas,
esparciéndose por el mundo. Y en la historia reciente de nuestro país, cuando la violencia cerró
muchos de nuestros salones, cientos de familias pentecostales hicieron de sus casas,
su lugar de culto.
Henos aquí de nuevo, en el continuar de este avivamiento. Con la iglesia en nuestras casas;
como estuvo en las casas de Arquipo, Ninfas, Priscila y Aquila. (Filemón 1:2; Colosenses 4:15;
1°Corintios 16:19). Ellos cumplieron su papel en ese momento de la historia.
¡A ti y a mí nos tocó este! No te preguntes, ¿Cómo será la iglesia después de la pandemia?
Mejor pregúntate ¿Qué tal lo estoy haciendo, como la iglesia que soy de esta hora?
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