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lávate las manos
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Con las manos, llevamos la comida a la boca, tomamos los hijos que se han engendrado,
se firman acuerdos o contratos, se establecen pactos de vida (Anillo de matrimonio), se
estrechan lazos de amistad, cariño y simpatía, etc. De allí la importancia de man-
tener nuestras manos limpias de todo tipo de iniquidad o maldad; pues sólo de
esta manera, es que podremos presentarnos ante el Señor.

¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y
puro de corazón… (Salmos 24:3).
Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová, (Salmos 26:6).
usa tapabocas
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Debemos tener cuidado con las palabras que salen de nuestra boca; pues como lo dijera
el salmista “¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el
bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño” (Salmos 34:12-14).
Además, el apóstol Pablo también dijo: “Ninguna palabra corrompida salga de
vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar
gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29).

Pensemos antes de hablar; pues, “Si alguno se cree religioso entre vosotros,
y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
(Santiago 1:26).
mantén el distanciamiento
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Que tú vida se encuentre a kilómetros y kilómetros de distancia del
pecado, ya que, entre más lejos estemos del pecado, más cercanos

de Dios estaremos. !!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del
mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo
del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4)
desinfecta tus ropas
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Debemos darnos a la tarea, de mantener nuestras vidas asépticas o desinfectadas de
todo tipo de suciedad, ya que al hacerlo, nos purificamos de un estilo de vida pecaminoso
.
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es”. (1° Juan 3:2-3).

Por ello cada día, debemos estar en procura de mantenernos limpios, fieles
y preparados para nuestro encuentro con el Señor. “Bienaventurados los que
lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las
puertas en la ciudad”. (Apocalipsis 22:14)
ponte alerta a cualquier síntoma
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Debemos estar alerta a cualquier indicio o señal que ponga de manifiesto la existencia
de una posible enfermedad. Así que, cuando sientas que la carne se está levantando contra
el Espíritu con malos pensamientos, malos deseos, descuido, flojera o pereza para lo espiritual,
cuando sientas que tú temperatura espiritual no es la más adecuada o conveniente.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente”. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto
eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3:15-16).

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