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universidad, donde me encontré con un hombre que suponía era

                  el portero, y me dice que debo presentarle el carnet estudiantil

                  que me entregaron el día que me matricule, hago caso omiso y
                  abro  mi  bolso  para  sacar  el  carnet  que  se  encontraba  en  mi

                  cartera y se lo enseño, a lo cual el me responde que puedo pasar.


                  Cuando  ya estuve  dentro  de  la  universidad  me  sentía  un poco

                  extraña y algo perdida pues no tenía claro, a que salir tenía que
                  dirigirme  o  si  la  primera  clase  ya  había  empezado,  decidí

                  sentarme  en  una  de  las  bancas  que  se  encontraban  cerca  a  la

                  entrada y revisar mi celular para ver el horario y tener más claro
                  a dónde dirigirme.


                  La  verdad  todo  esto  para  mí  era  fui  extraño  y  diferente,  no

                  lograba distinguir muchas cosas, todo el tiempo lo que hacía era
                  comparar lo que había sido el colegio con lo que sería mi vida en

                  una universidad ya no había vuelta atrás. Luego de analizar el

                  horario por unos minutos, me pude ubicar y decidí dirigirme al
                  salón  que  se  encontraba  en  el  tercer  piso,  cuando  llegué  a  la

                  puerta, me detuve y pude notar que ya había empezado la clase,

                  decidí  abrir  la  puerta  e  inmediatamente  todas  las  miradas  se
                  posaron sobre mí, el profesor se dirigió a hacia mi diciéndome

                  que pasará y buscara un lugar para sentarme, me sentí apenada,

                  no era  bueno que el primer día de clases llegara  retrasada,  me
                  senté  al  lado  de  una  chica  que    notó  lo  apenada  que  me

                  encontraba  y  me  dijo:  -  no  te  preocupes,  yo  también  llegué

                  retrasa. A lo que yo solamente sonreí y dirigí mi mirada hacía el
                  profesor,  con  disposición  a  atender  lo  que  quedaba  de  clase.

                  Cuando  se  terminó  la  clase,  sale  el  profesor  e  inmediatamente

                  entra el siguiente, y así pasó con el siguiente profesor. Al final de
                  la jornada, ya me encontraba fatigada, ya que era un poco más
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