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de las 12 del mediodía, así que decido salir de la universidad para

tomar el transporte y irme al apartamento a comer, cuando llego

me encuentro con mi prima en la cocina, dándole de comer a su
pequeña hija de 2 años, y me pregunta que si tengo hambre, a lo

que claramente le respondo que sí, y procede a servirme en un

gran plato, yo me siento en la mesa y termino de digerir el rico
platillo, me dejo reposar unos minutos y me retiro de la mesa

hacía mi cuarto, poniéndome ropa cómoda, me recosté en mi

cama y pensé que mi primer día no fue tan malo como parecía.

Así pasaron las semanas y llegó el día de mi primer parcial,
recuerdo que era de expresión oral, para el cual estudié mucho y

me fue muy bien. Empecé a entender que no sería tan difícil este
tema de ser universitario, aunque, claro que era mucha más

responsabilidad y muchos más trabajos por hacer, pero con

disciplina, no se me haría tan difícil. Me mantuve con unas
buenas notas durante el primer corte. Pude empezar a

relacionarme con mis compañeros de una forma muy fluida y

logré formar una pequeña amistad con una chica que al parecer
teníamos cosas en común y nos entendíamos bien, entonces era

mi pareja de trabajo para todo.

Así pasaron los tres cortes, y se terminó el semestre, el cual me

dejó una satisfacción porque logré mantener un bueno promedio,
por encima de cuatro.

Me di cuenta que no se trataba de someterme al cambio, sino

saber cómo llevarlo, porque la vida es un constante cambio en el

cual debes estar dispuesta a afrontar, saber tomar las decisiones
correctas y si nos equivocamos, tener en cuenta que eso hace

parte del aprendizaje y nos sirve para obtener mayor experiencia

y mejorar cada día.