Page 136 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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        tinada a ceder el paso a la organización oligárquica cuzqueña ca-
        mino, esta última, del imperialismo incaico.
            En el proceso de formación de la nacionalidad peruana he-
        mos visto a la fratría pelear por la millga; al aillo por la sayana
        y a la tribu por el suyo  patrias chicas todas ellas de las dife-
        rentes colectividades, sin mayor unidad de acción, lo cual explica
        la facilidad con que un puñado de aventureros españoles pudo
        adueñarse del Perú entero durante el primer tercio del siglo XVI.
            En los capítulos sucesivos de esta obra explicaremos el valor
       literal  y  civil de los términos millga sayana  y suyo, que acaba-
                                          ,
       mos de mencionar.
            Tratándose del Cuzco, vencedor que fue de las colectivida-
       des neocollaguas, vemos positivamente en acción un principio
       oligárquico e imperialista, rico en ambiciones  y  ávido de domina-
       ción; capaz de abarcar por la mirada de sus régulos una sucesión
       de horizontes propiamente nacionales  principio oligárquico e im-
                                           ;
       perialista, decimos, que se revela desde el momento en que den-
       tro de la organización de los Ayares cuzqueños nace la casta oli-
       gárquica de los Orejones,  y  dentro de ésta, la de los Orejones
       máximos, Incas por derecho propio, con lo cual los elementos com-
       prometidos en la evolución dinástica tuvieron interés en lanzar
       a la naciente nacionalidad sobre el sendero de la guerra  y de la
       conquista.
           Aquel principio oligárquico  e  imperialista, que puesto en
       práctica, habría asegurado  el predominio de los neocollaguas  y
       creado uno a manera de Cuzco de lengua aimara, capaz de conten-
       der con el futuro Cuzco quechua, existía en forma embrionaria
       en la constitución de los ayares lupacas, venidos de Moquegua y
       Tacna a la cruzada contra Tiahuanaco, a los cuales Hattun Co-
       llas  y  Paucar Collas -cometieron el error de dejar salir del ám-
       bito de su nacionalidad bajo la guía del legendario Manco.
           Fueron ellos el Ayar agricultor de los Capaes (los “pudien-
       tes”)  así denominados por haber traído consigo, de los valles se-
            ,
       mitropicales moqueguanos  y  tacneños la semilla sagrada del maíz
       y  del ají, y  el industrial, a que la tradición asignó el nombre es-
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