Page 156 - El Orinoco, ilustrado, y defendido, historia natural, civil, y geographica de este gran rio, y de sus caudalosas vertientes: govierno, usos, y costumbres de los Indios sus habitadores con nuevas, y utiles noticias de animales, arboles, frutos, aceytes, resinas, yervas, y raices medicinales
        P. 156
     Yjí EL ORINOCO ILUSTRADO,
                                 allí no hay valor, que valga: todo hombre
                                 fe pone mortal ( hablo de experiencia ) lue¬
                                  go que ella ligado , fe ve bolando por el
                                  ayre , y llega á la otra banda del Rio 3 fin
                                  color en el roílro, fin habla á veces * y no
                                  falta quien llega defmayado , del mifnio mo¬
                                  do paífan las cargas de una en una. Quando
                                  el paííagero es perfona de diftincion , paífa
                                  metido ‘en un canaflo firme : afianzado en
                                  dicho garavato ; pero creo que ello no dif-
                                  minuye el fuflo , y miedo : del tal garava¬
                                  to , ó Taravita hay dos fogas prendidas, la
                                  lina llama la carga para el otro lado del Rio,
                                  y la otra hace retornar la Taravita , para trans¬
                                  portar nueva carga, ó nuevo pafiagero , don-;
                                  de el Rio es muy ancho , como en Chic amocha:
                                  parapalfar la carga, atan la foga del garava¬
                                  to á la cola de un cavallo , que efté ya en-
                                  feñado á dar un galope halla cierto termino,
                                  que equivale al ancho del Rio : en Chama , y
                                  otros Ríos menores , hace uno de aquellos
                                  hombres elle oficio , á fuerza de brazos, y
                                  de ordinario concurren dos , que tiran al des¬
                                  venturado palfagero por aquellos ayrcs con
                                 notable velocidad.
                                        Ello , que con razón caufa horror á los
                                 foraíleros , es tan familiar á las gentes de
                                 aquellos Paifes , que no necefsitan de pagar
                                 á nadie que los paíTe : ellos mifmos fe atan,
                                 (aunque vaya uno de ellos Solo ) y toman¬
                                 do la Soga , que ella afianzada en el otro
                                 lado del Rio , fe tranfportan fin fallo. Tan¬
                                 to como ello puede la coílumbre!
                                        Mayor congoja caufa palfar por las puen¬
                                                                                                              tes
     	
