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 sos  franceses  e  italianos  para  dicho  período,  prestando  una  aten-  En  cuanto  a  las  observaciones  posteriores  a  1954,  el  cuadro
 ción  especialísima  al  año  1954.  Los  aterrizajes  de  este  año  se  pre-  cambia  por  completo.  La  Flying  Saucer  Review  fue  fundada  en
 sentan  desde  hace  tiempo  como  el  núcleo  natural  para  cualquier  1955 y publicó artículos de investigadores privados como B. Le Poer
 estudio  sobre  este  problema,  y  esto por  varias  razones.  En  primer  Trench  y  Gordon  W.  Creighton,  que  recopilaron  y  tradujeron  in-
 lugar,  la  mayoría  de  las  observaciones  se  efectuaron  sobre  zonas  formes  del  mundo  entero,  muchos  de  los  cuales  fueron  incluidos
 rurales  de  la  Europa  Occidental,  donde  existe  una  red  de  aldeas  posteriormente en el libro World Round-Up. Muchas  observaciones
 y  pueblos  sin  paralelo  en  otras  regiones  del  Globo  más  reciente-  sudamericanas  llegaron  al  APRO  a  través  de  Olavo  Fontes.  Coral
 mente  desarrolladas.  Esto  permitió  recopilar  un  gran  número  de  Lorenzen  ha  publicado  estos  documentos  en  sus  libros  The  Great
 informes  detallados  cuando  una  importante  oleada  descendió  des-  Flying Saucer  Hoax  (1962) y Flying Saucer Occupants  (1966), mien-
 de  Bélgica  y  el  norte  de  Francia  hacia  Sicilia  y  el  norte  de  África  tras  los  hechos  más  recientes  se  podrán  encontrar  en  el  tercer
 durante  los  cuatro  últimos  meses  de  1954.  Estos  informes  proce-  libro de los Lorenzen, UFOs over the Americas (1968). En Australia,
 dían  a  menudo  de  testigos  independientes  que  residían  en  pobla-  Andrew  Tomas,  un  pionero  en  el  estudio  de  los  OVNIS,  reunió
 ciones  vecinas.  Los  observadores  eran  personas  bien  conocidas  en  unas  colecciones  muy bien  organizadas  con  el  magnífico  equipo  de
 las  respectivas  localidades,  por  lo  que  no  era  difícil  asegurarse  de  la  Australian  Flying Saucer  Review.  En  Sudamérica,  grupos  como
 su  solvencia.  Los  relatos  solían  ser  considerablemente  ingenuos,  el  CODOVNI  y  la  SBEDV,  que  actúan  en  Argentina  y  Brasil,  res-
 pues  procedían  de  campesinos  que  nunca  habían  oído  hablar  de  pectivamente,  publican  con  regularidad  boletines  de  información
 platillos  volantes.  Valiosos  detalles,  documentación  de  primera  nada  despreciables.  Funcionan  sociedades  parecidas  en  Bélgica,
 mano  y  entrevistas  personales  no  tardaron  en  ser  centralizados  Chile,  Dinamarca,  España,  Noruega,  el  Japón,  Nueva  Zelanda  y
 por  expertos  investigadores  como  Charles  Garreau,  periodista  pro-  Alemania.  Todas  ellas  han  aportado  observaciones  a  nuestra  lista,
 fesional  de  La  Bourgogne  Républicaine,  diario  del  este  de  ya  sea  directa  o  indirectamente.
 Francia.
         Estas  fuentes  de  información  permiten  una  continuidad  en
 En  un  estudio  piloto  de  las  observaciones  de  1954  realizado  el  estudio  de  todo  el  período  hasta  el  reciente  y  espectacular  au-
 para la  edición especial  de la Flying Saucer Review  («Los humanoi-  mento  en  el  número  de  informes,  es  decir,  hasta  finales  de  1965.
 des»)  en  1966,  preferimos  limitar  nuestro  análisis  a  doscientos  ca-  Hasta esa  fecha, creemos  que el catálogo contiene una clara mayo-
 sos.  El  lector  encontrará  aquí  cuarenta  casos  más  para  dicho  año,  ría  de  todos  los informes impresos,  en  los  periódicos  nacionales  o
 y  consideramos  que  ésta  es,  desde  luego,  la  sección  mejor  docu-  en  archivos  oficiales,  y  la  casi  totalidad  de  las  observaciones  de
 mentada  del  catálogo.  No  sólo  todos  los  casos  han  sido  nueva-  ocupantes  que  han  contribuido  a  la  emocional  reacción  del  pú-
 mente  analizados  en  busca  de  posibles  errores,  sino  que  se  han  blico  asociado  con  el  fenómeno  OVNI.  Después  de  1966,  una  afir-
 comprobado  fechas,  horas,  lugares  exactos,  número  y  nombre  de  mación  semejante  dejaría  de  tener  sentido.  La  conversación  con
 los  testigos,  con  mayor  grado  de  precisión.  Para  ello,  he  podido  los  agentes  del  orden,  prácticamente  en  cada  pequeña  población
 beneficiarme de  la ayuda  de varios  investigadores  de Francia  e  Ita-  de  los  Estados  Unidos,  proporcionará  informes  sobre  objetos  no
 lia,  que  deben  permanecer  anónimos,  pero  a  quienes  desde  aquí  identificados,  entre  los  cuales  se  incluirán,  por  supuesto,  aterriza-
 expreso  mi  gratitud.  jes,  acerca  de  cuya  realidad jamás  sabremos  la  verdad.  En  el  pre-
 Las  referencias  fundamentales  para  ese  período  provienen  de  sente  catálogo  se  han  incluido  algunos  casos  entresacados  de  los
 los  archivos  de  Aimé  Michel,  quien  para  su  recopilación  utilizó  archivos  de  los  tres  años  últimos,  a  fin  de  alentar  la  continuación
 colecciones  de  periódicos  y  cartas  procedentes  de  lectores  de  la  de  esta  empresa,  pero  no  hemos  publicado  detalles  de  observacio-
 Prensa  de  París,  que  los  medios  informativos  pusieron  a  su  dispo-  nes  que  aún  se  hallan  en  curso  de  investigación,  ni  hemos  inten-
 sición.  También  nos  hemos  servido  de  la  colección  formada  antes  tado  efectuar  una  recogida  sistemática  de  datos.  En  consecuencia,
 de  1958  por  pioneros  como  Raymond  Veillith,  editor  de  Lumières  advertimos  al  lector  de  que  el  número  aparentemente  redondo  de
 dans  la  Nuit,  el  ya  citado  Charles  Garreau,  y  Roger  Vervich.  La  casos  no  tiene  absolutamente  nada  que  ver  con  la  realidad  de  los
 primera  compilación  de  datos  parecidos  hecha  por  el  equipo  de  hechos.
 Ouranos bajo la dirección de Marc Thirouin,  resultó asimismo muy
 útil.  El  libro  de  Carrouges,  Aparecen  los  marcianos,  nos  propor-
 cionó  detalles  adicionales,  lo  mismo  que  los  dos  libros  de  Harold
 T. Wilkins.
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