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130        Armando Montoya Jordán    |    El Azufre Rojo VIII (2020), 125-152.    |    ISSN: 2341-1368






               atributos de Majestad, según lo sanciona este Hadiz Qudsi: “Mi Misericordia y mi Compasión (es
               decir en tanto que Belleza), preceden, en verdad a mi Mi ira (en tanto que Majestad)” .
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               COMBATE EXTERIOR Y COMBATE INTERIOR EN EL ISLAM


               Esta percepción del orden de la realidad en todas los niveles de manifestación hace posible
               que, a la mirada más profunda del sālik8 el propio ǧihād, en cuanto combate justo en defensa
               de la umma, revele una dimensión interior que le es propia, siendo precisamente esta dimen-
               sión la que, en principio, sea la única capaz de iluminar toda forma externa que pudiera
               cobrar cualquier combate en nombre del ǧihād. No obstante, es innegable que el reconoci-
               miento de estos principios no es un ejercicio exclusivo del suf smo, sino que es compartida de
               manera unánime por toda la ortodoxia islámica en los diversos campos de la intelectualidad
               musulmana .
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               Ahora bien, lo que distingue propiamente al suf smo en su valoración del ǧihād, es su esfuer-
               zo hermenéutico -ta᾿wīl- por ahondar en el vínculo vivo entre el Corán y la Sunna; esto
               quiere decir que, desde la perspectiva sufí no solamente se busca emular el comportamiento
               profético en sus formas puramente externas, sino que se ahonda en los estados interiores o
               estaciones espirituales desde donde brotan tales acciones externas, en cuanto manifestación
               de los dones divinos. En ese sentido, el ta᾿wīl sufí revela las enseñanzas del Corán como una
               fuerza espiritual viva y no como simple letra revelada, vinculando, de este modo, al sālik con
               la ḥaqīqa Muhammadiyya, esto es, la dimensión interior de la misión profética. Fruto de esta
               transformación brotará un ethos espiritual nuevo, en cuanto expresión viva de la realización
               del modelo profético . Es, pues, precisamente gracias a la acción del ta᾿wīl que brota una vi-
                                   10
               7 Pablo Beneito, El Lenguaje de las alusiones: amor, compasión y belleza en el lenguaje de Ibn ʿArabī, capítulo
               segundo “La presencia de la compasión superlativa”. Murcia, Editorial Regional, 2005, p. 59.
               8 Término muy preciso para designar a aquel que sigue el camino de los grandes sufíes, el viajero en
               la senda de Allah.
               9 Seyyed Hossein Nasr, El Corazón del Islam, Barcelona, Editorial Kairós, 2007.
               10 “Los sufíes como Sarraj y Junayd se veían a sí mismos como los transmisores de la sunna profética
               viva perteneciente al cultivo de los estados encomiables (ahwal) y los rasgos de caracter noble (akhlaq),
               y creían que la jurisprudencia y el conocimiento del hadith en y por sí mismos se limitaban a la sunna
               transmitida, que pertenece más a los actos y a las creencias. Esto no quiere decir que despreciaran a los
               eruditos que limitaban sus preocupaciones a estos campos....Los sufíes veían su vía como una ciencia
               entre las demás ciencias islámicas que es superior porque no solo cultiva la obediencia externa a la
               enseñanzas de Corán y la sunna, sino también los rasgos de caracter y los estados del alma de los que
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