Page 254 - El manuscrito Carmesi
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Antonio Gala Descargado de http://www.LibrosElectronicosGratis.com/ El manuscrito carmesí
pensamos— que la razón es una corona y un camino infinito, y pierde la oportunidad de ser
feliz. Es su inmodestia la que lo estropea. La felicidad consistiría en atenerse a su
insignificancia y hacerse cargo de ella; en usar la razón para crecer, para multiplicarse y
alegrarse, para ruborizarse y sonreír.
Pero, no: el hombre se hincha y se enmascara; desea aparentar más fuerza y un
tamaño mayor...
Vanidad, vanidad. Como si nuestra forma de vida fuese toda la vida; como si los astros
incontables fuesen un lujo de nuestro artesonado. Cuánta necia soberbia.
Somos como mi madre, como esos viejos trastornados que reducen el mundo a sus
alcobas, y viven convencidos de que el exterior entero los acata, y el exterior no sabe ni que
existen. Cuánta jactanciosa insistencia en permanecer siempre.
Ni este desabrigo de tener que inventar a Dios y una vida futura y una recompensa
inverosímil, nos da la pauta de lo pobres que somos.
Porque si a un principio superior a nosotros es a lo que llamamos Dios, nos rodean los
dioses; y si lo amenazante y lo terrible es Dios —lo cual sería muy triste—, es casi todo
Dios... La vida sí que lo es. Un Dios perpetuamente de manifiesto y a la vez silencioso,
providente y materno, creándonos y usándonos como se crea y se usa un instrumento,
sosteniéndonos y dejándonos. Pero nosotros no queremos eso, no queremos sólo eso:
queremos perdurar, y perdurar en la felicidad. Es decir, queremos ser precisamente dioses.
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