Page 163 - I. Origen de los indios de Amrica. II.Origen y civilization de los indgenas del Peru
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DE AMÉRICA                     149

      que no pasa de una presunción problemática, factible sería
      que por esa misma ruta, 6 por la del corto estrecho de An-
      uían, 6 también por la cadena de las islas Aleutianas, hu-
     bieran podido esos pueblos asiáticos arribar á las playas
      de América.
         Estas son las grandes rutas que se cot?sideran más pro-
      bables pata haber servido de curso á aquellas primeras ex-
     pediciones que el suelo americano poblaron. No obstante,
     para aclarar en lo posible este punto, vamos á exponer las
     opiniones que al respecto opinan algunos otros publicistas.
         Citaremos entre éstos, primero, á Hugo de Grocio, que en
     su obra titulada Disertatio de Origine gentiutn Americana-
     ram, asienta: *'los primeros habitantes (post-diluvianos) de
     la América Septentrional han venido de Noruega; los de Yu-
     catán, de la Etiopia; los del Perú, de la India y de la China;
     7 aquellos que son más al sud hasta el Estrecho de Magalla-
     nes, han venido del oriente por las tierras australes." Y agre-
     ga:  *'  Es un hecho evidente, que tanto de Earopa por la Groen-
     landia, cuanto de Asía por algún estrecho de poca exten-
     sión, se ha podido pasar á América: también se ha podido
     pasar á este Continente por el Estrecho de Magallanes, que
     sólo tiene dos ó tres leguas de largo, ó por el de Le Maire,
     más al Sud, suponiendo que esa tierra austral haya sido
     habitada."
         El Dr. Pickering, en su obra Races oíMen, pág. 299,
     observa que "existen dos vías por las cuales los inmigran-
     tes á las Indias Occidentales ganaron los confines del Océa-



     quc unió el Antiguo Mundo (Asia) con el Nuevo (América), r de que las ra-
     zas que poblaron loque he llamado Región ístmica, en la que conglobo Gua-
     temala, Honduras, Chiapas, Campeche y Yucatán, vinieron del Sud y no
     del Norte, como se afanan en repetirlo inconcientemente los arqueólos y et-
     nólogos.  Pero como esta hipótesis no está aún plenamente confirmada,
     hay que dejarla en cuarentena, hasta que su aserto sea reconocido como
     cierto, evidente é innegable.»
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