Page 189 - I. Origen de los indios de Amrica. II.Origen y civilization de los indgenas del Peru
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         otra prueba que, lin contradicción, se puede tam-
     bién aducir en apoyo de la autoctonía del Hombre an-



     bar que en el Perú hubo hombre» antes del Diluvio, advertiremos que solo
     por mera curiosidad informativa vamo» á trascribir el pasaje que al res-
     pecto se refiere el P. Pedro Simón:
        En el tomo I, cap. X, pág. 21 de sus «Noticias Historiales de las Con-
     (juistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales,» dice: "Lo que más
     alumbra á que nos inclinemos á este parecer de que íueron habitadas estas
     tierras antes del Diluvio, son las señales y rastros de que en ella se han
     hallado tan eficaces, que no dan lugar á que ft imagine otra cosa; porcfuc
    junto al Callao, que es el puerto de la ciudad de Lima, en el Perú, á los
     primeros principios que se descubrió aquel Reino, buscando en unas monta-
     ñas, por unos rastros que se descubrieron, unas minas, trastornando tierra
     y metiéndose por el socabón debajo del cerro, se encontraron con un navio
     que tenía encima la gran máquina del cerro, y no convenía con su hechura
     y traza con los nuestros, por lo cual se juzgó que en el Diluvio había que-
     dado encerrado debajo de aquella inmensidad de tierra que trajo allí la
     fucría de las aguas." Y prosigue el Rev. P. Fr. Pedro Simón: "Otra cosa
     al modo de évSta se halló el año de mil y seiscientos y cuatro, cerca de la
     ciudad de México, en Nueva España, trasminando un cerro tan alto que
     tiene de subida más de una buena legua, y otro tanto de bajada, para por
     allí desaguar la laguna en que está fundada la ciudad, por no verse en los
     peligros que poco antes había tenido con crecidas é inundaciones. Yendo
     los gastadores prosiguiendo en su mina (que se hacía por la traza é inge-
     nio de Enrique Martín, gran matemático y astrólogo, y por orden de don
     Luis de Yelasco, Virey de aquella ciudad) , cuando llegaron como á la mi-
     tad de ella, que casi venía á ser, estando perpendicular, correspondiente á
     á la cumbre del cerro, hallaron \in colmillo ó diente de elefante, enterrado
     en tierra blanda; el cual, con los muchos días que había estado allí el marfil,
     lo tenía comido por algunas partes  y quebrado por dos; de manera que
     estuvo hecho tres pedazos,  y juntos, de suerte que se echaba  d'e ver haber
     sido todo uno y tener de largo seis cuartas.  Este colmillo ó diente se sacó
     y mostró á^todos, juzgando había quedado allí enterrado el animal que lo
     crió, cuando el Diluvio ahogó á los demás y á él; de la cual especie de  ele-
     fantes debió de haber habido allí entonces, porque después, acá no se ha-
     llan, ni aún rastro de ellos en toda la Nueva España, ni en todas las Indias
     Occidentales."
        £dtc último hecho referido por el Padre Pedro ^iiíXóü, quisa tenga al*
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