Page 280 - Novelas
P. 280

:

         272        OBRAS DE SELGAS.
         cuantos amigos  , que no le dejaban vestirse. El
        Juez examinó de una ojeada todos los porme-
         nores de la estancia y haciendo salir á los ami-
                        ,
         gos  , se quedó solo con Guillén y con el Escriba-
         no, y mirando fijamente al primero, le dijo  :
          — El crimen que se ha cometido  es horrible.
          — Horrible (repitió Guillén). Lo sé todo.
          — Todo    ( exclamó         Magnífico.
             ¡    !          el Juez. )
         Veamos.
          Guillén estaba pálido y tenía el semblante des-
                           ,
         encajado. Movió tristemente la cabeza y con-
                                        ,
         testó, diciendo
          — Anoche me retiré temprano del casino.
          —¿A qué hora?— preguntó el Juez.
          — A las nueve (le contestó). Me sentía mal,
         y llamé al Médico. Dispuso unos pediluvios  , un
         sudorífico y me encargó mucho recogimiento,
                 ,
         porque tenía calentura y esta mañana he sabido
                           ,
         la terrible noticia.... He querido salir  , y no me
        han dejado vestirme.... ¡Mi prima asesinada  y
         robada!.... Todavía no quiero creerlo.
          El Juez elevó el labio superior en actitud refle-
         xiva, mientras que sus ojos recorrían la habita-
         ción como si hubiese entablado un interrogato-
            ,
        rio mudo con los muebles. Después salió de la
        estancia y examinó una á una á las personas de
               ,
        la casa  , que consistían en un mozo de muías,
        una mujer del campo que guisaba  , barría y fre-
        gaba y en una anciana que había sido nodriza
             ,
   275   276   277   278   279   280   281   282   283   284   285