Page 214 - La sangre manda
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no lo escucha, y en esta ocasión no grita porque no le queda aliento para ello.
El periodista —Philip Hannigan— es joven, rubio y flaco. Da la impresión de
que hubiera empezado en ese trabajo nada más salir del instituto, y sí, tiene lo
que Bill habría descrito como cara de zorro. Mira a su entrevistado con lo que
podría ser preocupación…, empatía…, compasión…, o pura avidez
camuflada.
—Congela la imagen —ordena Dan a Brad. Y dirigiéndose a Holly, dice
—: ¿Te encuentras bien?
—Ese no es Ondowsky —susurra ella—. Ese es George. Ese es el hombre
que entregó la bomba en la escuela Macready.
—Ah, pero sí que es Ondowsky —afirma Dan. Habla con suavidad. Casi
con gentileza—. Ya te lo he dicho. Esta criatura no solo tiene una plantilla.
Tiene dos. Dos por lo menos.
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Holly apagó el teléfono antes de llamar a la puerta de los Bell y no se acuerda
de encenderlo hasta que vuelve a estar en su habitación del Embassy Suites.
Los pensamientos se arremolinan en su cabeza como hojas movidas por un
viento intenso. Cuando lo enciende, para reanudar su informe para Ralph, ve
que tiene cuatro mensajes de texto, cinco llamadas perdidas y cinco mensajes
de voz. Las llamadas perdidas y los mensajes de voz son todos de su madre.
Charlotte sabe enviar mensajes de texto —Holly le enseñó—, pero nunca se
toma la molestia, al menos con su hija. Holly sospecha que su madre
considera ese medio insuficiente cuando se trata de generar eficazmente
culpabilidad.
Abre primero los mensajes de texto.
Pete: ¿Todo bien, H? Yo me encargo de todo, así que tú a lo tuyo. Si
necesitas algo, dímelo.
Holly sonríe.
Barbara: Ya tengo las películas. Pintan bien. Gracias, las devolveré.
Jerome: Puede que tenga una pista sobre el labrador de color
chocolate. En Parma Heights. Voy a comprobarlo. Si necesitas algo,
llámame al móvil. No lo dudes.
El último, también de Jerome: Hollyberry.
A pesar de todo lo que ha averiguado en la casa de Lafayette Street, no
puede evitar reírse. Como tampoco puede evitar llorar un poco. Todos la
quieren, y ella los quiere a ellos. Es asombroso. Procurará aferrarse a ese
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