Page 117 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Travis volvió a atar la cesta y la manta con la cuerda elástica, luego se puso el casco. Gabby hizo lo mismo y unos momentos más tarde abandonaban el lugar. Ella se aferró a las caderas de Travis, intentando sin éxito convencerse de que él había soltado las mismas palabras lisonjeras a docenas de mujeres en el pasado.
Llegaron al garaje de Gabby y Travis detuvo la moto. La chica se soltó de él mientras se apeaba y luego se quitó el casco. De pie delante de él, sintió una incomodidad como no había experimentado desde el instituto, una sensación que le pareció ridícula, y tuvo el presentimiento de que él se preparaba para besarla de nuevo.
—Gracias por este día tan especial —dijo, deseando mantener la escasa distancia que los separaba—. Y gracias también por enseñarme a conducir la moto.
—Ha sido un placer. Lo haces muy bien. ¿Por qué no te decides a comprarte una?
—Quizás algún día.
En el silencio, Gabby podía oír el constante ronroneo del motor. Le pasó el casco a Travis y observó que él lo colocaba en el asiento.
—Muy bien —dijo él—. Ya nos veremos, ¿no? —Por supuesto. Somos vecinos.
—¿Quieres que le eche un vistazo a Molly? —No, gracias. Estoy segura de que está bien. Travis asintió con la cabeza.
—Oye, siento lo que te dije antes. No debería haberlo dicho, lo sé, ni tampoco haberte incomodado de ese modo.
—Tranquilo, no lo has hecho.
—¿Y quieres que me lo crea?
—Bueno, puesto que tú estabas mintiendo, pensé que no pasaría nada si yo también lo hacía. A pesar de la tensión, él se puso a reír.
—¿Me harás un favor? Si toda esa historia con tu novio no acaba de funcionar, llámame. —No sé... Vale, lo haré.
—Y por tu respuesta, deduzco que será mejor que me marche. —Giró el manillar y empezó a retroceder empujando la moto con los pies, preparándose para marcharse. Estaba a punto de poner el motor en marcha cuando la volvió a mirar.
—¿Quieres cenar conmigo mañana por la noche?
Ella cruzó los brazos.
—¡No puedo creer que me lo hayas propuesto!
—Un hombre tiene que aprovechar cada momento disponible. Es mi lema. —Por qué será que no me extraña.
—¿Es eso un sí o un no?
Gabby retrocedió un paso, pero a pesar de sus reservas, no pudo evitar sonreír ante su insistencia.
—¿Y si en vez de eso te invito yo a cenar esta noche? En mi casa. A las siete.
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