Page 120 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
del exceso de agua y —al darse cuenta de que estaba atado— finalmente se sentó, derrotado, y lanzó un gruñido de resignación.
Después del arduo esfuerzo, Travis cortó el césped. A diferencia de la mayoría de sus vecinos, que usaban cortacéspedes eléctricos, Travis todavía usaba uno manual. Necesitaba un poco más de tiempo para realizar el trabajo, pero no sólo era un ejercicio decente, sino que el movimiento repetitivo hacia delante y hacia atrás le parecía una actividad relajante. Mientras cortaba el césped, no podía apartar la vista de la casa de Gabby, con aire reflexivo.
Unos minutos antes, la había visto salir del garaje y subirse al coche. Si ella lo había visto, no lo había demostrado. Simplemente había dado marcha atrás y luego se había perdido calle abajo en dirección al pueblo. Nunca antes había conocido a una mujer como aquélla. Y ahora ella lo había invitado a cenar.
No sabía cómo interpretar su invitación y había estado intentando hallarle el sentido desde que se había despedido de ella. Lo más probable era que hubiera accedido por cansancio, después de su insistencia. Era cierto que Travis no había dejado de tirarle los tejos desde que se habían conocido, pero mientras cortaba el césped deseó haber sido un poco más sutil con ella. Si supiera que no lo hacía porque se sentía coaccionada, hubiera estado más tranquilo con aquella invitación a cenar.
Plantearse todas esas cuestiones era algo totalmente nuevo para él. Pero, claro, no podía recordar la última vez que lo había pasado tan bien con una chica. Se había reído más con Gabby que con Mónica, Joelyn, Sara o con cualquier otra mujer con la que había salido en el pasado. Encontrar una chica con buen sentido del humor había sido un consejo vital que su padre le había dado cuando empezó a tomarse en serio lo de empezar a salir con chicas, y finalmente comprendía por qué su padre consideraba que el humor era una premisa tan importante. Si la conversación era como la letra de la canción, la risa era la música, que confería al tiempo compartido el aspecto de una melodía que podía ser escuchada una y otra vez, sin sentirse hastiado.
Cuando acabó con el césped, arrastró la máquina hasta el garaje y constató que Gabby todavía no había regresado. Había dejado la puerta del garaje entreabierta, y de repente vio que Molly salía a pasear unos instantes por la terraza y que luego daba media vuelta y volvía a enfilar hacia el garaje.
Ya en la cocina, Travis se tomó un vaso de té helado de un solo trago. Aunque sabía que no sacaría nada positivo, la verdad era que no le importaba, así que se puso a pensar en el novio de Gabby. Se preguntó si conocía a Kevin. Le parecía extraño que ella le hubiera contado tan poco acerca de él y que le hubiera costado tanto decirle, simplemente, su nombre. Sería más fácil atribuirlo a un sentimiento de culpa, salvo por el hecho de que ella había evitado el tema desde el principio. No sabía cómo interpretarlo y se preguntó cómo era Kevin o qué había hecho para conseguir que Gabby se enamorase de él. Mentalmente imaginó varios perfiles —atlético, estudioso o un poco de cada—, pero ninguno de ellos le parecía adecuado.
Consultó el reloj y se dijo que todavía le quedaba tiempo para llevar la barca de paravelismo hasta el puerto deportivo antes de ducharse y vestirse. Cogió las llaves de la barca y se dirigió a la terraza, desató a Moby, y observó que su perro lo adelantaba corriendo y bajaba los peldaños disparado como una flecha. Travis se detuvo en el borde del embarcadero y señaló hacia la barca.
—Vamos, sube.
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 120