Page 138 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
cuando ella se enteró de que Kevin llegaría aquel día. Se acababa la certeza que los había guiado durante los días previos; en su lugar surgía la cruda realidad de lo que tenía delante. Gabby apenas había probado bocado durante el desayuno y cuando él le dio un beso de despedida, ella respondió con una leve sonrisa. Las horas se hicieron eternas, y Travis intentó mantenerse todo el rato ocupado en el trabajo y también hizo varias llamadas para encontrar familias que quisieran adoptar a los cachorros, pues sabía que eso era sumamente importante para Gabby. Al final, después del trabajo, Travis fue a ver cómo estaba Molly. Como si la perrita supiera que más tarde la necesitarían, no regresó al garaje cuando él le abrió la puerta. En vez de eso, se tumbó en la hierba crecida que demarcaba la propiedad de Gabby y clavó la vista en la calle mientras el sol iniciaba su lento descenso en el cielo.
Ya había oscurecido cuando Gabby aparcó el coche al lado de su casa. Travis recordaba la seriedad con que lo miró cuando se apeó del auto. Sin una palabra, ella se sentó a su lado en los peldaños del porche. Molly se le acercó y empezó a hacerle carantoñas con el hocico. Gabby le pasó la mano por el pelaje, acariciándola distraídamente.
—Hola —la saludó él, rompiendo el silencio.
—Hola. —Su voz sonaba fatigada.
—Creo que he encontrado familias para todos los cachorros.
—¿Sí?
Travis asintió, y los dos se quedaron sentados juntos sin hablar, como dos personas a las que no se les ocurría ningún tema de conversación.
—Siempre te amaré —confesó él, buscando sin éxito las palabras adecuadas para animarla.
—Te creo —susurró ella. Enlazó el brazo con el de él y apoyó la cabeza en su hombro—. Por eso estoy aquí.
A Travis nunca le habían gustado los hospitales. A diferencia de la clínica veterinaria, que cerraba sus puertas por la noche, le daba la impresión de que el Hospital General Carteret siempre estaba vertiginosamente en funcionamiento, como una noria que nunca se detenía, con pacientes y empleados montándose y apeándose cada minuto de cada día. Desde su posición en la silla de la pequeña sala de espera, podía ver a las enfermeras entrando y saliendo de las habitaciones, o arracimándose alrededor de la sección reservada al personal al final del pasillo. Algunas parecían agotadas, mientras que otras parecían aburridas; y lo mismo se podía decir de los médicos. En otras plantas, Travis sabía que había mujeres dando a luz y ancianos que exhalaban su último suspiro, un microcosmos del mundo. A pesar de que todo aquello le parecía opresivo, Gabby se había sentido muy bien trabajando allí, llena de energía por el ajetreo de la actividad constante.
Unos meses antes, había encontrado una carta en el buzón de casa, de parte de la Oficina de Administración, en la que les anunciaban que el hospital planeaba conmemorar los diez años que Gabby había trabajado en el hospital. La carta no hacía alusión a nada específico que ella hubiera conseguido; se trataba de una carta estándar, igual que la que sin duda habían enviado a una docena de otros empleados que habían empezado a trabajar allí más o menos por la misma época que ella. La carta prometía que iban a colgar una pequeña placa conmemorativa en uno de los pasillos, en la que figuraría el nombre de Gabby junto con el de otros homenajeados, a pesar de que el acto todavía no se había celebrado.
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 138


































































































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