Page 148 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
hablaban incesantemente de sus hijas y comentaban lo que pasaba en las vidas de sus amigos, Travis siempre intentaba hablar sobre esos mismos temas cuando iba a visitarla. No tenía ni idea de si ella lo oía; la comunidad médica parecía dividida en aquella cuestión. Algunos aseguraban que los pacientes en coma podían oír —y posiblemente recordar— conversaciones; otros decían justo todo lo contrario. Travis no sabía a quién creer, pero decidió decantarse por el lado de los optimistas.
Por esa misma razón, después de echar un vistazo al reloj, asió el mando a distancia. En los ratos robados cuando ella no estaba trabajando, a Gabby le encantaba ver —no sin remordimientos— La juez Judy en televisión, y Travis siempre le había tomado el pelo por el modo en que mostraba un placer casi perverso riéndose de las payasadas de todos aquellos pobres desafortunados que iban a caer en la sala del tribunal de la juez Judy.
—Voy a poner la tele, ¿vale? Están dando tu serie favorita. Con un poco de suerte, aún podremos ver los últimos minutos.
Un momento más tarde, la juez Judy estaba sermoneando tanto al abogado del acusado como al fiscal, antes de exhortarlos a que se callasen, lo cual parecía ser el tema predecible y recurrente de la serie.
—No está en plena forma, ¿eh?
Cuando se acabó la serie, él apagó la tele. Se le ocurrió acercarle un poco más las flores, con la esperanza de que pudiera olerías. Quería mantenerle los sentidos estimulados. Ayer se había pasado un buen rato peinándola; y el día previo había traído su frasco de perfume y le había echado un poquito en cada muñeca. Hoy, sin embargo, cualquiera de esas tareas le parecía que requerían más esfuerzo del que podía concebir.
—Aparte de eso, no hay mucho más que contar —dijo con un suspiro. Las palabras le sonaban tan vacías como seguramente le sonaban a Gabby—. Mi padre sigue sustituyéndome en la clínica. Te sorprendería ver lo bien que se le da, si tenemos en cuenta que ya hace bastantes años que se retiró. Es como si nunca se hubiera ido. La gente todavía lo adora, y creo que se siente feliz de poder estar allí. Si quieres saber mi opinión, nunca debería haber dejado de trabajar.
Travis oyó unos golpes en la puerta y vio que entraba Gretchen. En el último mes, se había acostumbrado tanto a ella que no sabía si sobreviviría sin su ayuda. A diferencia de otras enfermeras, ella mantenía una inagotable esperanza de que Gabby despertara de su coma completamente ilesa, y por eso la trataba como si estuviera consciente.
—Hola, Travis —lo saludó animadamente—. Siento interrumpirte, pero tengo que cambiarle el suero.
Cuando Travis asintió, ella se acercó a Gabby.
—Supongo que debes de estar hambrienta, cielo —dijo Gretchen—. En un segundo lo solucionaremos, ¿de acuerdo? Y luego os dejaré solos a Travis y a ti. Ya sabes que no me gusta nada interrumpir a un par de tortolitos como vosotros.
Gretchen actuó con presteza, quitando una bolsa de suero y reemplazándola por otra, y mientras lo hacía, seguía hablando animadamente.
—Ya sé que estás entumecida por los ejercicios de esta mañana. Realmente nos hemos esforzado, ¿eh? Parecíamos esos tipos que salen en los espacios de publicidad. Ahora estiramos los músculos por aquí y ahora por allá. Estoy muy orgullosa de ti.
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 148