Page 149 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Cada mañana y cada tarde, una de las enfermeras iba a flexionar y a estirar las extremidades de Gabby. Le doblaba la rodilla, y luego se la estiraba; le doblaba el pie hacia arriba, y luego lo tensaba hacia abajo. Realizaban ese ejercicio con cada articulación y cada músculo del cuerpo de Gabby.
Después de reemplazar la bolsa, Gretchen revisó el goteo y le estiró las sábanas, después se giró hacia Travis.
—¿Cómo te encuentras hoy?
—No lo sé —contestó él.
Gretchen pareció arrepentirse de haber preguntado.
—Me alegro de que hayas traído flores —comentó, señalando con la cabeza hacia la repisa de la ventana—. Estoy segura de que a Gabby le gustan.
—Espero que sí.
—¿Piensas traer a las niñas?
Travis tragó saliva a través del nudo que sentía en la garganta.
—Hoy no.
Gretchen frunció los labios y asintió. Un momento más tarde, se había marchado.
Doce semanas antes, Gabby había ingresado en Urgencias en camilla, inconsciente y sangrando mucho a causa de una herida en el hombro. Los médicos se concentraron primero en la herida por la gran cantidad de sangre que estaba perdiendo, aunque en retrospectiva, Travis se preguntó si una intervención diferente habría cambiado las cosas.
No lo sabía, nunca lo sabría. Al igual que Gabby, a él también lo habían llevado corriendo hasta allí; al igual que Gabby, se había pasado la noche inconsciente. Pero allí acababan las similitudes. Al día siguiente, él se despertó con un terrible dolor y un brazo destrozado, pero Gabby ya no volvió a despertarse.
Los médicos se mostraron muy atentos, aunque no intentaron ocultar su preocupación. Le dijeron que los daños cerebrales eran siempre serios, pero albergaban esperanzas de que la herida se curara y que se recuperase completamente con el tiempo.
Con el tiempo.
A veces se preguntaba si los médicos eran conscientes de la intensidad emocional del tiempo, o del calvario que él estaba pasando, o incluso de que el tiempo era un concepto finito. Lo dudaba. Nadie podía entender lo que él estaba pasando, ni realmente comprender la decisión que yacía en sus manos. A simple vista, parecía sencillo. Travis haría exactamente lo que Gabby quería, exactamente lo que ella le había pedido que le prometiera.
«Pero y si...»
Ahí estaba la cuestión. Había pensado largo y tendido sobre todo aquello; se había pasado noches en vela considerando la cuestión. Se preguntaba incesantemente qué significaba realmente amar a alguien. Y en la oscuridad, sin dejar de moverse agitadamente de un lado a otro de la cama, deseaba que fuera otra persona la que tomara la decisión por él. Pero tenía que decidirlo él solo, y muy a menudo se despertaba por la mañana con una almohada empapada de
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