Page 173 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
es triste, pero también es inevitable, y por eso firmé el testamento en vida. Porque os quiero mucho a los tres. —Su tono se suavizó, en cambio su firmeza se acrecentó—. Y la cuestión es... que no tengo ganas de contarles a mis padres o a mis hermanas la decisión que tomé. La decisión que tú y yo tomamos. Y tampoco quiero tener que buscar otro notario y volver a redactar los documentos. Deseo tener la seguridad de que puedo confiar en ti, de que, si llega el momento, harás lo que yo quiero. Y por eso te pido que me prometas que harás que se cumpla mi voluntad.
A Travis la conversación le parecía surrealista.
—Sí..., claro —dijo.
—No, no de ese modo. Quiero que me lo prometas. Quiero que hagas un juramento. Él tragó saliva.
—Prometo hacer exactamente lo que tú quieres. Lo juro.
—¿Por más dura que sea la decisión?
—Por más dura que sea la decisión.
—Porque me quieres.
—Porque te quiero.
—Sí —concluyó ella—. Y porque yo también te quiero.
El testamento en vida que Gabby había firmado en el despacho del notario era el documento que Travis había llevado al hospital. Entre otras cosas, especificaba que le quitaran la alimentación e hidratación artificial después de doce semanas. Aquél era el día en que Travis tenía que tomar una decisión.
Sentado al lado de Gabby en el hospital, Travis recordó la conversación que había mantenido con su mujer aquella noche; recordó el juramento que él le había hecho. En las últimas semanas había rememorado aquellas palabras cien veces, y a medida que se acercaba la fecha límite de los tres meses, lo había ido invadiendo un creciente desasosiego, a la espera de que Gabby se despertara. Igual que Stephanie, que por ese motivo lo estaba esperando en casa. Seis semanas antes, le había confesado la promesa que le había hecho a Gabby; la necesidad de compartir el secreto con alguien había llegado a ser insoportable.
Las siguientes seis semanas pasaron sin consuelo. Gabby no sólo no movió ni un dedo, sino que tampoco demostró ninguna mejora en sus funciones cerebrales. A pesar de que él intentaba ignorar lo obvio, el reloj seguía avanzando y ahora había llegado la hora de tomar una decisión.
A veces, durante sus conversaciones imaginarias con ella, Travis había intentado convencerla para que cambiara de opinión. Argumentaba que aquella promesa no había sido justa; que la única razón por la que él había aceptado era que las posibilidades de que sucediera algo parecido eran impensables, que nunca creyó que eso llegara a pasar. Le confesó que, si hubiera sido capaz de predecir el futuro, habría despedazado los documentos que ella había firmado ante el notario, porque aunque Gabby perdiera todas sus facultades, él seguiría sin poder imaginar una vida sin ella.
Él nunca sería como Kenneth Baker. No sentía el menor resentimiento hacia Gabby, ni nunca lo sentiría. La necesitaba, precisaba el rayo de esperanza que lo asaltaba cada vez que estaban juntos. Sacaba fuerzas para ir a visitarla al hospital. Un poco antes, aquel mismo día, se había
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