Page 48 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
aunque preferiría que se quedara en la clínica una noche más, sólo para quedarnos más tranquilos. Mi padre está cuidando de ella. Yo he estado prácticamente toda la noche en vela, así que me voy a dormir un rato, pero pasaré a ver a Molly más tarde.
—¿Puedo verla?
—Por supuesto; puedes ir a verla cuando quieras. Sólo recuerda que es posible que todavía esté un poco dopada, ya que tuve que sedarla para que estuviera calmada para la radiografía, y también para que no sufriera. —Travis hizo una pausa—. Por cierto, los cachorros también están muy bien. Son unas bolitas peludas monísimas.
Ella sonrió; le gustaba el leve acento sureño de Travis y se sorprendió de no haberse fijado antes en esa peculiaridad.
—Gracias de nuevo por todo lo que has hecho —le dijo—. No sé cómo puedo agradecértelo.
Travis sacudió la cabeza.
—Ha sido un verdadero placer poder ayudar a Molly. —Le entregó el periódico—. Perdona, se me olvidaba; cuando entraba he recogido tu periódico. Aquí tienes.
—Gracias —volvió a decir ella al tiempo que aceptaba el diario.
Por un incómodo instante, los dos se miraron en silencio.
—¿Te apetece una taza de café? —le ofreció Gabby—. Acabo de prepararlo. Ella sintió una mezcla de alivio y de decepción cuando él sacudió la cabeza. —No, gracias. Prefiero no estar despierto cuando intento dormir.
Gabby se echó a reír.
—Qué gracia.
—Es mi especialidad —contestó él, y por un instante ella se lo imaginó con el codo apoyado en la barra de un bar, ofreciendo la misma respuesta a una mujer atractiva, y tuvo la impresión de que Travis intentaba ligar con ella.
—Bueno —prosiguió él—, probablemente te estabas preparando para ir a trabajar y yo estoy agotado, así que será mejor que me vaya a descansar un rato.
Travis se dio la vuelta para bajar el peldaño del porche.
Sin poder remediarlo, Gabby atravesó el umbral y lo llamó.
—Antes de que te vayas, dime: ¿a qué hora pasarás por la clínica? Para examinar a Molly, me refiero.
—No lo sé. Supongo que dependerá de las horas que dedique a dormir.
—Ah, vale —apuntó ella, sintiéndose ridícula y deseando no habérselo preguntado.
—Pero ¿qué te parece si me dices a qué hora sales tú a comer y quedamos en la clínica?
—No pretendía...
—¿A qué hora pasarás?
Ella tragó saliva.
—¿A la una menos cuarto?
—Perfecto. Entonces, hasta la una menos cuarto —prometió Travis. Retrocedió un par de pasos antes de añadir—: Ah, por cierto, esa ropa tan informal te sienta de maravilla.
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 48


































































































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