Page 46 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Sin poder dejar de pensar en la cuestión, decidió llamar a Kevin, quien reaccionó de inmediato y le prometió que al cabo de cinco minutos estaría en su casa.
—¿Cómo estás? —se interesó Kevin. Gabby se inclinó hacia él y se sintió reconfortada cuando él la abrazó.
—Supongo que un poco nerviosa.
Él la estrechó con más fuerza, y ella pudo oler su aroma, fresco y limpio, como si se hubiera duchado antes de ir a verla. Su pelo, desaliñado y despeinado por el viento, le confería el aspecto de un joven universitario.
—Celebro que tu vecino estuviera aquí —apuntó—. Travis, ¿no?
—Sí. —Alzó la cara para mirarlo—. ¿Lo conoces?
—No, pero gestionamos el seguro de su clínica, aunque ésa es una de las cuentas que lleva mi padre.
—Pensé que conocías a todo el mundo en esta pequeña localidad.
—Y así es. Pero me crié en Morehead City y de chiquillo no tenía relación con nadie de Beaufort. Además, me parece que él es unos años mayor que yo. Probablemente ya se había ido a estudiar a la universidad cuando yo empecé en el instituto.
Gabby asintió. En el silencio, sus pensamientos vagaron nuevamente hacia Travis, su expresión seria mientras auxiliaba a Molly, la tranquila seguridad en su voz mientras le explicaba lo que sucedía. En el silencio, se sintió un poco culpable, y se inclinó hacia Kevin para tocarle el cuello con la nariz. Kevin le acarició el hombro, y ella se sintió nuevamente reconfortada por la familiaridad de ese tacto.
—Me alegra que hayas venido; realmente necesitaba estar contigo esta noche —susurró Gabby.
Él le besó el cabello.
—¿Y dónde iba a estar, si no?
—Lo sé, pero tenías esa reunión, y además mañana temprano has de marcharte de viaje...
—No pasa nada. Sólo se trata de una convención. Únicamente necesito diez minutos para meter cuatro cosas en la maleta y ya está. Lo único que siento es no haber podido llegar antes.
—Probablemente te habrías muerto de asco.
—Probablemente. Pero, de todos modos, lo siento.
—No tienes que sentirlo, de verdad.
Él le acarició el pelo cariñosamente.
—¿Quieres que anule el viaje? Estoy seguro de que mi padre lo comprenderá, si me quedo contigo mañana.
—No, no hace falta. De todos modos, he de ir a trabajar. —¿Estás segura?
—Sí, pero gracias por ofrecerte. Significa mucho para mí.
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