Page 44 - En nombre del amor
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NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Gabby encontró la solución salina y la gelatina, y se las entregó. Travis lavó el útero, después volvió a lavarlo dos veces más antes de coger la gelatina para lubricarlo, con la esperanza de que aquello diera resultado.
Gabby no podía mirar, así que se concentró en Molly, susurrándole con la boca pegada a la oreja que era una perrita muy buena. Travis permanecía quieto, moviendo rítmicamente la mano dentro del útero.
No sabía cuánto rato hacía que estaban en el garaje —podría haber sido diez minutos o podría haber sido una hora—, pero al final vio que Travis se echaba hacia atrás, como si intentara relajar la tensión de sus hombros. Fue entonces cuando se fijó en sus manos vacías.
—¿Ya está? —se aventuró a preguntar—. ¿Está bien?
—Sí y no —contestó él—. El útero vuelve a estar en su sitio, y se ha contraído sin problemas, pero necesito llevarla a la clínica. Tendrá que permanecer en reposo un par de días mientras recupera las fuerzas, y necesitará algunos antibióticos y líquidos. También tendré que hacerle una radiografía. Pero si no surgen más complicaciones, muy pronto estará como nueva. Ahora lo que haré será dar marcha atrás con mi furgoneta hasta la puerta de tu garaje. Dentro tengo un par de mantas viejas sobre las que Molly podrá tumbarse.
—¿Y no... volverá a... salírsele?
—No debería. Tal y como te he dicho, se ha contraído correctamente.
—¿Y qué les pasará a los cachorros?
—Los llevaremos a la clínica con ella. Necesitan estar con su mamá.
—¿Y eso no empeorará la situación de Molly?
—No debería. Pero precisamente por eso necesito suministrarle líquidos, para que pueda amamantar a los cachorros.
Gabby notó que se le relajaban los hombros; no se había dado cuenta de la tensión que había acumulado en esa parte del cuerpo. Por primera vez, sonrió.
—No sé cómo agradecértelo —suspiró. —Acabas de hacerlo.
Después de recogerlo todo, Travis colocó a Molly en la furgoneta con mucho cuidado, mientras Gabby llevaba los cachorros. Cuando los seis estuvieron bien colocados, Travis asió el maletín y lo lanzó en el asiento del pasajero. Rodeó la furgoneta y abrió la puerta del conductor.
—Ya te informaré de su evolución —dijo.
—Yo también quiero ir.
—Preferiría que Molly descansara, y si tú estás en la sala, es posible que ella no se relaje. Necesita recuperarse. Tranquila; te aseguro que la cuidaré. Me quedaré toda la noche con ella. Te doy mi palabra.
Gabby dudó unos instantes. —¿Estás seguro?
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