Page 96 - En nombre del amor
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—¿Y te impresionó?
—Es algo que nunca olvidaré.
Ella se quedó callada por un momento. —Qué envidia me das.
—Entonces, ¿a qué esperas? Ve. Y si lo haces, no te olvides de visitar las cataratas Victoria. Es el lugar más sorprendente que he visto. El arco iris, la calina, el increíble rugido del agua... Es como estar en el final del mundo.
Ella sonrió risueña.
—¿Cuánto tiempo estuviste allí?
—¿Cuál de las veces?
—¿Cuántas veces has estado?
—Tres.
Gabby intentó imaginar una vida tan libre, pero no lo consiguió. —Háblame de esos tres viajes.
Departieron tranquilamente durante un buen rato y el atardecer dio paso a la oscuridad. Sus variopintas descripciones de la gente y de los lugares eran tan detalladas y vividas que Gabby se sintió como si hubiera estado allí con él y se preguntó cuántas veces y con cuántas mujeres Travis había compartido aquellas historias. En medio de la descripción, él se levantó de la mesa y regresó con dos botellas de agua, respetando la voluntad que Gabby había expresado previamente, lo que sirvió para marcar otro punto a favor del creciente interés que le suscitaba. A pesar de que sabía que eso no estaba bien, no podía evitar aquella atracción.
Cuando finalmente llevaron los platos sucios a la cocina, las estrellas ya brillaban por encima de sus cabezas. Mientras Travis lavaba los platos, Gabby se dedicó a echar un vistazo al comedor y pensó que no se parecía al reducto de un chico soltero tal y como ella habría imaginado. El mobiliario era cómodo y con estilo, los sofás eran de piel marrón, las mesitas de nogal y las lámparas de metal, y aunque todo estaba limpio, no destacaba por una pulcritud desmesurada. Encima del televisor vio una pila de revistas y se fijó en la fina capa de polvo sobre el aparato de música, lo cual le pareció que encajaba con el ambiente. En vez de tener cuadros colgados en las paredes, había carteles de películas que reflejaban el gusto ecléctico de Travis: Casablanca en una pared, y Jungla de cristal en otra, con Solo en casa a continuación. A su espalda oyó que se cerraba el grifo y, un momento más tarde, Travis entró en la estancia. Ella sonrió.
—¿Estás listo para remojar un poco los pies?
—Siempre y cuando no me enseñes más allá de las pantorrillas.
Volvieron a salir a la terraza y enfilaron hacia la bañera de hidromasaje. Travis quitó el cobertor plástico y lo depositó en el suelo a la vez que Gabby se quitaba las sandalias; un momento más tarde, estaban sentados el uno al lado del otro, balanceando los pies relajadamente hacia delante y hacia atrás, chapoteando en el agua. Gabby alzó la vista y contempló las estrellas en el cielo.
—¿En qué piensas? —quiso saber Travis.
NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 96