Page 7 - Tinterillo_Neat
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PROLOGO
O céano. Un baño de burbujas es un océano para mí. Yo soy un océano.
No se detienen mis ojos de llorar, y me sumerjo en la tina para ver mi llanto
difuminarse en el agua, pues no debería derramar mis lágrimas. También lo hago
porque me es divertido no respirar.
No pertenezco aquí.
Luzco mejor con los ojos cerrados.
Bello seria si estuviese muerto…
Mi cuerpo bajo el agua luce liviano como una pompa de jabón.
Solo allí tengo la gracia que tienen los cisnes en su lago. Y solamente allí soy feliz en
cuanto se trate de estar en este mundo, en el que no conozco la sensación de estar en
la superficie, porque al escapar del tacto con lo húmedo del agua, mi corazón
desaparece como una burbuja entre espinas. Simplemente anhelo sentir estando en la
superficie…sin respirar.
Saldría volando a mi redención si tan solo estas alas pudieran volar, pero no, ahora
solo puedo pronunciar que fui ángel alguna vez, más ahora soy tan solo el primer y
único brujo de Dios.
Las burbujas explotan declarando mi nombre:
Tinterillo. Soy un tinterillo, un trabajador de poca clase, pero soy el tinterillo del
cielo…No se me permite llorar por que si lo hago alivio mi escarmiento. Atiendo a mi
condena al sufrir cada vez más, y si retengo el llanto, mi padecimiento es más fuerte, y
eso es lo que merezco.
Desde mi caída estoy sentenciado a tener una desmayada mirada. Yo no lloro, o debo
evitar hacerlo, en cuanto a mi mayor esfuerzo en debilidad. Yo no lloro, reitero, pues
mis lágrimas son tinta, color del ébano más podrido como el pensamiento del más
profundo pecador.
Entonces, estoy condenado a escribir mis dolores con la tinta que son mis lágrimas,
sólo entonces puedo llorar: rayando al pobre papel inhibido de culpa alguna, y he ahí
la razón de mi nombre: Tinterillo.
Estupor era todo lo que me era dado por el ser humano, gracias a mi apodo; y mi
designación como caído, les daba a entender que yo era un pútrido demonio, sólo
errando por la tierra al ocultar bajo sus serios labios torpes, blasfemias contra lo
divino y que incluso sed tenia de sangre; no había encontrado más por mi dulce
corazón marchito, que incredulidad por parte de este mundo bautizado Cruel, en el
que vale la pena ser vivido porque no me importa si soy creído en mi origen (ni
tampoco en mi condena), y si tan solo un centímetro de esta tierra es habitada por la
bondad y el amor con el que es movido todo el universo, llegaré más pronto al paraíso
del cual vengo yo, como niño perdido pero recién encontrado corriendo a los brazos de
su madre, hacia donde no hay más que la razón de su nacimiento y plena existencia;
será entonces cuando le diga a Dios lo que he visto aquí abajo, aun cuando su
perfección ya lo haya enterado. Le daré quejas a quien es mi verdadera Madre y es
llamado Padre, le diré todo sobre los que ahora pecan y han intentado rayar mi alma.
-por Dios