Page 159 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           149



            Afectado por el neuroticismo, Euclides Santacruz Piérola, continúa
            sentado en la plaza de El Estudiante, está deprimido, hace memoria
            de los crímenes políticos en Bolivia.

            Euclides recuerda la escabrosa, violenta y dramática historia de Bo-
            livia. Una historia oscura y triste, recordó lo que ocurrió el 27 de fe-
            brero de 1894 cuando dos guardaespaldas asesinaron al presidente
            Hilarión Daza en Uyuni y nunca se esclareció el crimen, se dice que
            llevaba documentos para presentar los descargos por los delitos de
            los que se lo acusaba por la guerra del Pacífico, se dice que dichos
            papeles fueron a parar a manos del servicio secreto chileno. Recordó
            la fecha que asesinaron a Zárate Willca en La Paz; asimismo se le
            vino a la memoria lo que ocurrió el 17 de junio de 1917, en El Kenko
            (hoy El Alto), cuando asesinaron al presidente José Manuel Pando y
            luego se tejieron muchas historias sobre este hecho, que murió de
            una embolia, que fue asesinado por los liberales, culparon y juzgaron
            a Alfredo Jáuregui, Néstor Villegas y Simón Choque.

            Cuando los bolivianos creíamos que viviríamos en paz nos equivo-
            camos, la noche del 23 de agosto de 1939 murió trágicamente el pre-
            sidente Germán Busch Becerra, unos dicen que se suicidó, otros que
            un familiar le disparó un tiro. Se dijo de todo, que hubo una confa-
            bulación, etc. Luego… Luego vino lo peor, lo más trágico e inhu-
            mano, la barbarie, la muerte del presidente Gualberto Villarroel aquel
            fatídico 21 de julio de 1946. Tal vez, es ese el capítulo más oscuro y
            triste de nuestra historia, matar al presidente, arrojarlo por un balcón,
            arrastrarlo y colgarlo en un farol, fue tanta la demencia, tanto el sa-
            dismo, tanta la barbarie. Y antes de ese triste suceso, el asesinato de
            tres ciudadanos bolivianos en Chuspipata, ejecutados de la forma
            más macabra.

            Y la cuenta continúa…
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