Page 180 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
P. 180

170                                La trágica noche de Santacruz



          En una fecha no precisada, en aquellos años felices para algunos y
          tristes para otros, sucedió que Floripondio Carbonero y Gastón Du-
          rango entablaron amistad con “Caracortada” y Pascual Pascutini Pié-
          rola en Warnes. Por simple casualidad, los cuatro hacían cola en las
          afueras de la planta PIL para ser contratados como cargadores. No
          se conocían.

          Tampoco el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada había solucio-
          nado la falta de empleo, de esa manera “el Valiente” y “Juan Sin
          Miedo” vivían esporádicamente en la Ciudad de los Anillos, dejaron
          de trabajar para Capablanca cuando Alejandra Centurión se marchó
          a EE. UU. en 1994. Y por lo tanto no había nada que informar sobre
          las andanzas de Euclides.

          -Le metemos a todo, no nos corremos del trabajo, decían a sus futuros
          patrones.

          Abandonaban cada vez la Ciudad de los Anillos, “Capablanca” les
          aconsejó no perderse porque tendrían un buen trabajo. Gastón Du-
          rango y Floripondio Carbonero, deambularon “buscándole a la vida
          porque la muerte la tenían segura”. Se supo que fueron vendedores
          ambulantes por las calles cruceñas. Vendían chucherías, papel higié-
          nico, golosinas, chicles de toda marca y sabor, cigarrillos, dijeron
          que también a escondidas vendían pitillos, jaboncillos, Viagra, etc.
          Trabajaron en San Julián durante las zafras, fueros rescatistas de oro
          cerca a San Ramón, los contrataron como cuidadores de lotes, lim-
          piaban lotes baldíos, también fueron contratados para avasallar vi-
          viendas, cuidadores de autos en las afueras de los moteles y elegantes
          locales de comidas, vendían autos robados, en este tenebroso mundo
          aprendieron de todo.
          Las noticias ingratas llegaban a la Ciudad de los Anillos, se conoció
          que los cuatro eran el terror de los pueblos a donde llegaban. En el
          norte cruceño les decían “La banda de los cuatro”; en Portachuelo
   175   176   177   178   179   180   181   182   183   184   185