Page 181 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                            171



            protagonizaron una batalla campal en un local de juego de billar.
            Según testigos del hecho, fue Floripondio Carbonero quien entró al
            local lanzando pedos y eructos, exigiendo una mesa para jugar. Ante
            la negativa de los parroquianos que se envalentonaron, los cuatro co-
            menzaron a destrozar el local arrojando mesas, sillas y tacos para
            jugar billar. Pero el tiro les saló por la culata, pues los clientes más
            valientes que “el Valiente” los sacaron a patadas del lugar. Heridos
            en su orgullo, “La banda de los cuatro”, a bordo de un lujoso coche
            Ford Maverick, emprendieron veloz huida hacia Buena Vista. En la
            capital de la provincia Ichilo, entraron a una fiesta de 15 años donde
            no fueron invitados y comenzaron a cometer sus fechorías. Fue Pas-
            torcito Delcordero quien comenzó a burlarse de la quinceañera y al
            mismo tiempo a acosarla, por su lado “Juan Sin Miedo” le exigió al
            vocalista conjunto musical, M. Arce, que canten “Que me lleve la
            que me trajo”, mientras tanto “Tres PPP” acosó a una bella mujer,
            quien estaba junto a su esposo. Durango, con su acento de argentino
            que lo aprendió en sus tiempos de zafrero cerca a Tartagal, le dijo al
            vocalista del conjunto “Los Pipers”:

            -Che pibe, cantame la canción “Que me lleve la que me trajo”. El
            vocalista le dijo que esa canción no la sabía.

            -Te puedo cantar otra –respondió el vocalista sin inmutarse- y co-
            menzó a cantar: “Quien conoce Buena  Vista/jamás la puedo
            olvidar/es la tierra más hermosa… Pero no pudo terminar el verso
            porque “Juan Sin Miedo” le dio un puñetazo en la boca.

            Ahí mismo se armó la de San Quintín, todos los invitados a la fiesta
            comenzaron a repartir puñetes a diestra y siniestra, volaron botellas,
            vasos, sillas y mesas, ahí se acabó la fiesta soñada por la quinceañera.
            Otros buenavisteños se envalentonaron y le metieron fuego al lujoso
            Ford Maverick que ardió en llamas.
            Al final “La banda de los cuatro” huyó sin rumbo fijo, al parecer se
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