Page 266 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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256 La trágica noche de Santacruz
pagué por las canciones de Javier Soliz”, otro vociferaba “cuándo Ay
me duele de Los Iracundos”, un tercero ya tenía una botella en la
mano y amenaza lanzarla a los músicos exigiendo que interpreten las
canciones de Gladys Moreno.
“Barbarroja” se impacientó, no era su mundo. Llegó ahí porque que-
ría un poco de calma para reflexionar sobre el futuro, estaba dispuesto
a poner las cosas en paños fríos sobre la verdadera intención de apar-
tar definitivamente a Euclides de su carrera política. Enzo Bordenave
iba más allá de todo cálculo, si la hija de su jefe quedaba viuda él
sería el verdadero responsable de la tragedia y eso nadie le perdona-
ría, varias veces hizo la misma reflexión.
Eso era por un lado.
Por el otro lado, estaba el compromiso que él tenía con los conspira-
dores, quienes ya hicieron un millonario desembolso porque ya a
estas alturas, las papas quemaban y no había vuelta atrás. Se había
tomado ya tres vasos de whiskys y una melancolía se apoderó de su
espíritu, ensimismado en sus pensamientos escuchó una voz que le
decía: “señor Bordenave”.
Estaban ahí los tres “raspa buris” a los que él esperaba hacía más de
una hora: Nicolás, Nicolacito y Nicolazón.
Los servicios secretos bolivianos volvieron a alertar a los organismos
de seguridad de Estado del arribo de un peligroso terrorista al aero-
puerto Viru Viru; en realidad al capitán Bordenave le seguían lo pasos
desde su llegada a Bolivia procedente de un país extraño. La capital
del Oriente boliviano estaba al tanto de todo. La Policía local com-
probó que era verdad que una conspiración estaba en marcha, el ob-
jetivo era eliminar al diputado Santacruz. Luego se conoció que a
Mata Hari también la Policía le seguía los pasos desde que ella arribó
a Viru Viru, ella portaba un pasaporte a nombre de Simone Candau,