Page 23 - SANTACRUZ LIBRO
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La trágica noche de Santacruz                             11



            día, alrededor de las 14:30 en la sede de Arenal, fue allí que él le
            contó que esa noche a las ocho y media tenía una cita con una em-
            presaria española llamada Simone Candau. Fue en ese preciso ins-
            tante que Alejandra le dijo que no vaya, que era una trampa, pero
            nadie pudo convencerlo, ni su padre. “No se preocupen –dijo Eucli-
            des-, hago el negocio y luego les invito a cenar a todos en la Casa
            del Camba, festejaremos el regreso del amor de mi vida. Anunciare-
            mos la fecha de nuestra boda”.

            -Ahí te matarán Euclides –le dijo ella-, la supuesta empresaria es una
            mujer peligrosa, además ¿no viste que ya mataron a tu amigo Juan
            Tomás?. Yo lo sé todo, quien me enviaba noticias era mi madre. El hom-
            bre que te presenté como Enzo en realidad es un criminal, no es mi pa-
            riente porque mi padre me engañó, es una trampa, te repito, no irás allí.
            Don Anastasio, por favor, salve a su hijo de sus verdugos, yo viajé para
            advertirte del peligro, no he visitado a mi familia porque me estoy ju-
            gando mi vida por tu vida. Sé que en mi casa se reunieron dos veces
            varios líderes políticos nacionales y todos hicieron un aporte para pagar
            a los sicarios. Esa supuesta empresaria es una mujer apodada Mata Hari,
            es peligrosa, la contrataron para matarte. Viaje desde EE. UU. porque
            te amo, arriesgué todo para salvarte la vida y desde este momento no
            quiero separarme más de tu lado. Quiero que lleguemos al altar y nos
            casemos en la iglesia La Santa Cruz, así te lo prometí en tu sueño.

            -Ahí re van a matar.

            -Ahí te van a matar.

            -Ahí te van a matar. ¡No irás! gritó casi histérica la joven que acababa
            de regresar de EE. UU. Se lo repitió en voz alta: ¡no irás!.

            -Entonces no iré –aseveró Euclides.
            Pero les mintió a todos.
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