Page 27 - SANTACRUZ LIBRO
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La trágica noche de Santacruz                             15



            para aniquilar al candidado Euclides Santacruz”, fue un escueto in-
            forme del jefe policial. Pero, según se dijo, fue una noticia para dis-
            traer a la opinión pública.

            Nadie ni nada detenía la maquinaria de los Malos que ya comenzaron
            a matar sin piedad. El segundo muerto de la jornada dominical de
            aquel aciago día fue el arquitecto Jose´Tomás Saucedo Rojas. La pri-
            mera víctima en esta triste jornada fue “Sombras y nada más”. quien
            apraecid´po degollado en una calle.

            Lo peor está por llegar. Anastasio Santacruz cree que su amigo “el
            Napolitano” se jugará la vida.

            Muchos años después, se supo que el arquitecto Saucedo se tendió
            una trampa, él en aquellos días meditó un momento y se dijo para sí
            mismo: “Ha llegado el momento de salir de la yesquera”. Sacó cuen-
            tas de la cantidad de dólares que obtendría en este negocio, es decir
            por la venta con un precio ficticio de terremos ubicados al este de la
            ciudad; les diría los vendí a tanto, pero en realidad era a otro precio.
            Hizo cuentas mentalmente, “vendo 10.000 metros cuadrados de te-
            rreno a 180 dólares, son un millón ochocientos mil dólares. Bien, les
            digo a la junta de la Constructora Moderna Santa Cruz que vendí a 150
            dólares el metro cuadrado, gano la friolera de 300.000 dólares. ¡Ufff!,
            con esa cantidad de dinero hago una gran inversión, me retiro de la em-
            presa y punto, alguna vez en mi vida y a mis 30 años podré darme los
            gustos con los que siempre soñé”, se dijo a sí mismo. Se trataba de te-
            rrenos en excelente ubicación, en una zona privilegiada por Guapilo
            Norte. No contó nada a nadie, ni a su esposa, es decir cavó su propia
            tumba. Tenía en mente huir con su amante a Europa. Una noche se reu-
            nió hasta altas horas con la supuesta empresaria española, ultimando
            los detalles del negocio y nadie sospechaba nada. Esa misma noche,
            después de la reunión, él a bordo de una vagoneta Suzuki color azul
            trasladó a Mata Hari hasta su domicilio en el barrio Equipetrol.
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