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La trágica noche de Santacruz                            321



            Benvenuti luego se dirigió a la Casa del Camba a dar la mala noticia.
            Se supo asimismo que la noche trágica, Benvenuti, Anastasio y Ale-
            jandra continuaron su marcha por el cuarto anillo hacia el Sur. Antes
            de cruzar la avenida Guapay, Alejandra dijo: !Vamos  a la sede de Are-
            nal, tal vez ahí tengan noticias!. Grande fue su sorpresa, la Sede de Are-
            nal estaba desierta, las luces apagadas. Pero entraron y encendieron la
            TV, fue cuando el presentador dijo: “Hay otra balacera por la avenida
            Cumavi”. Ahí fue que se cometió otro error garrafal, Alejandra, y “el
            Napolitano” esperaban que alguien llegue, discutieron bobadas. Deci-
            dieron seguir la ruta de Simone Candau. Hasta ese momento se conocía
            que el candidato de Arenal estaba aún con vida. Partieron por la avenida
            Virgen de Cotoca y en el cuarto anillo una persona les mintió: “La
            choca va al volante y se perdieron por la avenida Cotoca y quinto ani-
            llo”, Benvenuti volaba. En la entrada a la avenida Jenecherú les vol-
            vieron a mentir, “por aquí pasó la camioneta que conduce la choca,
            parece que se fueron luego por la avenida Soberanía Nacional”. Ben-
            venuti enfiló por esa ruta, pero ya era demasiado tarde. Alejandra Cen-
            turión se entristeció, pedía a Benvenuti no acelerar, su futuro suegro le
            dijo: ¿por qué? Y ella respondió:

            -Porque ya es demasiado tarde, Euclides está muerto.

            El hombre nacido en Nápoles conducía luego a una prudente velocidad,
            los ojos de Alejandra estaban desencajados porque presentía que el
            amor de su vida había muerto acribillado. La marcha casi fúnebre con-
            tinuó, Alejandra comenzó a llorar desconsoladamente su suerte, no
            podrá escuchar una frase del hombre que amaba, no escuchará a Eucli-
            des decir: “nos casaremos dentro de tres meses, días antes del 6 de
            agosto, antes que yo asuma el poder de la nación”.
            También se conoció lo siguiente: “Tres meses después de la ejecución
            del diputado Santacruz, Alejandra se marchó a Nueva York, había acep-
            tado un trabajo que le ofrecieron meses atrás. Esta vez no escribió una
            carta, su madre y sus hermanos fueron a despedirla al aeropuerto Viru
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