Page 245 - LIBRO SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           233



            ciudad de oportunidades. Algunos llegaban a la ciudad de Santa
            Cruz de la Sierra con una mano atrás y otra adelante, es decir yes-
            cas. Pero él llegaba con por lo menos 250.000 dólares contantes y
            sonantes. “Me casaré con una mujer que también tenga plata, jun-
            tos seremos millonarios, es la segunda oportunidad que tengo en
            mi vida. Ya no voy a malgastar la plata como lo hice en el norte
            argentino en mis tiempos de peleador callejero. No quiero que
            digan que soy un pobre vende ambaibas”, pensó mucho y muchas
            ideas se le venían en la mente.

            Despertó cuando el tren cruzaba el puente de río Grande, fue
            cuando recordó un sueño. ¿Qué soñó? Que una amable muchacha
            le había robado la maleta y ¡que la maleta con los dólares había
            desaparecido!. Fue entonces cuando recordó que una señorita que
            dijo llamarse “Pildorita” se sentó a su lado y le invitó una gaseosa.
            ¿Cómo era la muchacha? Parlanchina era la “pildorita”, agraciada,
            coquetísima y amable y no paraba de hablar, preguntaba bobadas.
            “Gigante” se aburrió de la misma letanía de la “pildorita” y se dur-
            mió. ¿Porqué se aburrió?  Por su verborrea que lo aburrió. Le decía
            la parlanchina: ¿”sabe?, yo tenía un novio y cuando todo andaba
            bien descubrí que él era casado”; “mi segundo novio era un piloto
            con quien también hicimos planes matrimoniales, pero claro, era
            casado y con una tropa de hijos”; “en otra ocasión mi novio me
            dejó plantaba en las puertas de la iglesia y eso nunca le perdoné…
            “.

            Fue cuando ella descubrió la maleta repleta de verdes y de pesos
            bolivianos. ¡Estaba repleta de dólares! ¡Miles de miles de dólares!
            La pildorita se dijo a sí misma: “Me llegó la buena suerte, con esta
            cantidad de dólares me voy dar todos los gustos que nadie me dio”.
            Muy cautelosa intentó comprobar la cantidad de dólares que esta-
            ban en la mochila… y…  “El enmascarado de plata” despertó, pero
            simuló dormir profundamente y después reaccionó violentamente,
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