Page 50 - LIBRO SANTACRUZ
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          la existencia de icebergs de diamantes le quitaba el sueño. Pero, aún así,
          para algunos científicos se trataba de una posibilidad real. Lo que plantea
          la hipótesis es que en planetas como Urano y Neptuno hay icebergs de
          diamantes flotando en océanos de carbono, o de diamante líquido. Esto
          sería posible gracias a las condiciones de presión extrema en el interior
          de estos planetas (los diamantes podrían comportarse como líquidos a
          partir de una presión de 11 millones de atmósferas). Noches y noches
          escudriñando la bóveda celeste tratando de descubrir los icebergs de dia-
          mantes. Otro de los inquietantes misterios del Universo que obsesionaba
          al padre de Euclides, era toda la oscuridad que contiene. Nuestra galaxia
          tiene unos 100.000 millones de estrellas y se cree que en el Universo
          debe haber al menos 100.000 millones de galaxias. Sin embargo, más
          del 70% estaría conformado por materia oscura: una oscuridad de la que
          seguimos sin saber mucho, esa era su obsesión. También tenía otra ob-
          sesión, quería descubrir un nuevo cometa o una estrella enana.

          Una noche cálida y apacible, Anastasio estaba tan ensimismado con-
          templando el Universo que no advirtió la presencia de su esposa Cele-
          donia a su lado.

          Estaba advertido, ella le dijo: “Te casaste con el telescopio o conmigo”,
          fue la sentencia. Hacía una semana que no se acostaba en su cama.
          Fue el sueño que cambió la vida de dos personas.

          No le contestó, Anastasio miraba absorto la constelación, no oía nada.
          Después soñó que viajaba en un transbordador espacial sin rumbo fijo.
          Voló interminables noches y días tratando de llegar al límite de nuestra
          constelación y llegar hasta donde termina el Universo.
          Nunca llegó.

          Allá en el Cielo infinito se sintió en una inmensa soledad y el viaje no
          tenía fin. Vio otro cielo sin estrellas, una oscuridad total y solo oscuridad
          y nada más. En un instante reflexionó sobre el origen del hombre, su di-
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