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ALIMENTACIÓN EMOCIONAL Y SU RELACIÓN CON LA FAMILIA

               Ana T. Rojas Ramírez, José M. García Cortés, Mirna García Méndez, Elizabeth
               Alvarez Ramírez

               Universidad Nacional Autónoma de México, FES Zaragoza, Ciudad de México,
               Mexico


               Abstract

               La obesidad es un problema de salud pública que afecta a un porcentaje
               elevado de familias mexicanas. Las investigaciones se centran poco en el
               impacto que tienen las interacciones familiares en la forma de comer de las
               personas. Así, cuando el personal de salud trata la obesidad, inminentemente
               se ve confrontado a un sistema familiar organizado entorno a la comida:
               rituales, tradiciones y hábitos al comer. Si las personas reconocen el vínculo
               entre el funcionamiento familiar y su ingesta alimenticia, pueden tomar
               decisiones más saludables cuando están estresados. Así, podrán ser capaces
               de evaluar si es o no en realidad hambre o comer emocional. El objetivo del
               estudio fue relacionar el funcionamiento familiar y la alimentación emocional
               de adultos.

               Se conto con la participación de 495 hombres (220) y mujeres(280), con 40.4
               años promedio, divididos en 3 grupos a partir de su índice de masa muscular
               (IMC). Se aplicó la Escala de Alimentación Emocional (Rojas & García-Méndez,
               2017) que explican el 56.88 de varianza y a=.938, y la Escala de
               Funcionamiento Familiar (García-Méndez et al., 2006) que explican el 56% de
               varianza, a=.853. Los resultados para el grupo “normopeso” indican correlacion
               en todos los factores de ambas escalas a excepción del factor familia (r=.07 a
               .108, p.>.05); para el grupo “sobrepeso” se relacionaron los factores emoción y
               todos los factors del funcionamiento familiar (r=-.222 a .300, p.<.01).
               Finalmente, para el grupo “obesidad” las correlaciones del funcionamiento
               familiar se dieron con emoción (r=-.347 a .386, p.<.01) e indiferencia (r=-.235 a
               .301, p.<.01).

               En conclusión, las emociones como manifestación del mundo subjetivo tienen
               una relación importante en la salud, incitan y mantienen el consumo de cierto
               tipo de alimentos. Deben incorporarse en la evaluación médica con la
               importancia que merece la persona, si se pretende que mantenga un peso
               adecuado de forma permanente. El abordaje y tratamiento de factores
               familiares en la alimentación es fundamental, porque de lo contrario, el
               paciente que come o deja de comer, se culpa por un comportamiento
               inadecuado y se atribuye la total responsabilidad de su peso.




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