Page 32 - CATEQUISTA-INICIACION
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  ¿Qué se les pide a los hijos?
           ¿Qué se nos pide a los padres? ¿Cómo juntar disciplina y amor?

         5. EN SINTONÍA CON DIOS— Oramos
           “Padres, no irriten a sus hijos”. Señor, te pedimos perdón porque mu-
            chas veces perdemos la paciencia con nuestros hijos y al querer corregir-
            los, nos descontrolamos. Los irritamos.
              Concédenos la paciencia de José y de María para escucharlos en sus
      Encuentro con familias. 1     “Edúquenlos en la disciplina”. Reconocemos que no es fácil lograr ver-
                necesidades profundas…


            dadera disciplina y autoridad sobre los jóvenes. Muchas veces, por co-
            rregirlos, nos volvemos drásticos y violentos; otras, nos cansamos y los
            dejamos que hagan lo que quieran;  no los acompañamos.
              Concédenos  la  perseverancia  de  José  y  de  María  para ‘buscarlos’
               cuando sentimos que en algo se nos han perdido.

           “Instrúyanlos en el Amor de Dios”. Nos damos cuenta que el Amor de
            Dios es el tesoro, el motor de una familia cristiana.
              Señor, perdónanos porque no siempre somos modelo de amor ver-
               dadero para nuestros hijos. Ayúdanos a recomenzar desde ti, cada
               día, nuestro amor de esposos, para que podamos educar en el amor.
         6. ME COMPROMETO

         ¡Este tema es tan importante!, porque se trata de nuestra familia, que de-
         be ser ‘sana, saludable’, para poder educar a niños y jóvenes.

         Delante  del  Señor,  nosotros  como  esposos  y  como
         padres, nos interrogamos sobre la vitalidad y frescura
         de nuestro amor:
           ¿Nos respetamos siempre? ¿Somos capaces de conver-
             sar con clama los problemas que se presentan? ¿Qué
             nos podemos pedir uno a otra para una relación más fluida, más feliz?
           ¿Qué nos estarán sugiriendo José y María en cuanto al trato entre nosotros?
           ¿Cómo  nos  calificaría  el  Señor  en nuestra  relación  con  los  hijos?  ¿Sabemos
             corregirlos con firmeza y calma? ¿O quizás nos hemos cansado y los dejamos
             sueltos, a su antojo?

         ¿Qué nos sugieren José y María, en cuanto al trato con los hijos?


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