Page 126 - Libro Catecumeno
P. 126
4. PROFUNDIZAMOS
Esta es la parábola más hermosa de Jesús: nos está pintando al
vivo cómo es el Padre Dios:
• Tiene muchos hijos e hijas, todos distintos, y a todos les da ca-
bida.
• ¡Respeta la libertad de sus hijos! Quiere que le obedezcan, pero
no a la fuerza.
• Permite que el hijo menor “se vaya lejos”; no lo maldice, sino que
lo espera siempre.
• Apenas nota su deseo de volver, entra en acción, pero no con
el rigor que hubiéramos imaginado,
sino con un cariño fuera de serie.
• Ese padre, en verdad, ¡es una
madre! Por eso se está hablando
cada vez más de Dios Padre-Ma-
dre. Rembrandt, el autor del cua-
dro de la derecha, pintó una mano
femenina y otra masculina en ese
padre ¡descúbranlo!
• Además no es un padre serio, sino
que le gusta festejar: ¡Arma una
fiesta para el hijo loquito que vol-
vió!
• La Parábola en nuestra vida
Jesús nos ha pintado a un
Dios muy especial. Eso se llama:
MISERICORDIA. Significa “dar-el-
corazón-al-mísero”, inclinarse con ternura ante al débil.
El dios enojado, perseguidor, acusador, que muchos tenemos en
mente, no existe. O es un ídolo, inventado para asustar a los niños y
a las personas con poca formación.
El verdadero Dios, aquél que Jesús nos ha mostrado, es el Dios
de la Misericordia y la ternura. Jesús se dedicó a comunicarlo
acercándose a los pecadores, a los alejados, para darles y el cariño
de Dios.
Nosotros, en este momento de nuestra vida joven, ya habremos
conocido de diversas maneras ese camino “lejos de la casa del
125